Julio Iglesias

Julio Iglesias: «Pago mis impuestos allá donde trabajo»

El cantante, que acaba de recibir dos premios por su carrera, habla con LA RAZÓN en plena gira por Asia

Julio Iglesias y Miranda, en una imagen de archivo
Julio Iglesias y Miranda, en una imagen de archivolarazon

Con un traje oscuro y corbata a juego, y, como ya es costumbre, con su mejor pose para sacar partido al bronceado –sólo permite que le fotografíen el perfil derecho–, Julio Iglesias recibe a LA RAZÓN en China, donde se encuentra de gira.

Con un traje oscuro y corbata a juego, y, como ya es costumbre, con su mejor pose para sacar partido al bronceado –sólo permite que le fotografíen el perfil derecho–, Julio Iglesias recibe a LA RAZÓN en China, donde se encuentra de gira. Acaban de otorgarle el premio al cantante latino que más discos ha vendido en la historia y el artista más popular de todos los tiempos en ese país. Una oportunidad estupenda para sentarse y analizar cómo se encuentra en este momento, en el que parece que todos sus sueños se han cumplido. «Ahora vivo una de las etapas más emotivas de mi carrera, y aunque soy consciente de que ya no estoy de moda, tengo que reconocer que sigo llenando los aforos de mis conciertos», confiesa orgulloso y haciendo alarde de su buen humor. Su música suena por todos los rincones de China, el país que ha elegido para comenzar una gira con la que dará la vuelta al mundo y que, por supuesto, tendrá una parada obligatoria en España: actuará en Santander, Logroño y Marbella.

–¿Qué siente al ser uno de los mejores embajadores de la marca España en el mundo?

–Me honra mucho oír que soy parte de la imagen exterior de mi país, porque soy español y me siento muy orgulloso de ello. Pero España es mucho más que Julio Iglesias, los toros, el flamenco y la tortilla. Es una nación muy reconocida fuera de sus fronteras y con un gran legado cultural. A cualquier persona que lo visite, le entra por los sentidos.

–A pesar de ser español, ha situado su residencia en el extranjero por motivos laborales, de ahí que mucha gente no sepa realmente cuál es su país de origen y le asocian al mundo latino en general, ¿qué le parece esa confusión?

–Espero que no sea como usted dice y que sí que me reconozcan como español. Cuando llegué a Estados Unidos, hace 32 años aproximadamente, todo el mundo pensaba que era un latino más. Bueno, en parte tampoco es incorrecto porque yo soy muy latino en mi forma de ser, pero también es cierto que cuando la gente se entera de que soy español, me satisface mucho más y me llena de felicidad.

–Además de regresar a China después de 20 años, también se reecontrará con su público mexicano durante la gira, ¿es el año de los reencuentros?

–Sí, es genial ver a mi gente y volver a concidir con antiguos amigos. Además, no tiene precio revisitar estos lugares tan maravillosos. Sinceramente, estoy entusiasmado con lo que me espera. Incluso puedo afirmar que es un privilegio regresar a México, donde a lo largo de mi vida he realizado más de 400 conciertos.

–Además, quienes le conocen aseguran que la música mexicana es su debilidad...

–Me gustan muchos cantantes mexicanos. Si tuviera que dar dos nombres me quedaría, por ejemplo, con Alejandro y Vicente Fernández, padre e hijo. He tenido la oportunidad de cantar con los dos y los adoro.

–En las últimas semanas se ha hablado mucho sobre la situación económica de los españoles que trabajan en el extranjero y sobre sus tributaciones. ¿Considera que alguno ha abandonado el país para dejar de pagar impuestos allí?

–No. Yo hace bastante tiempo que dejé de vivir en España. Resido en Estados Unidos, pero pago muchos impuestos.

–¿Dónde tributa usted?

–Pago impuestos en los países a los que voy. Por ejemplo, ahora que estoy en China, también lo hago aquí. Todo el mundo tiene que pagar impuestos porque están obligados a hacerlo. La cuestión no es dónde vives o a dónde vas. Yo creo que en España nadie dice eso de mí porque yo, en todos los sitios en los que estoy, me presento como español y pago mis impuestos.

–A mucha gente le gustaría verle cantar con su hijo Enrique. ¿A usted le apetecería?

–Todo es posible, pero no estoy seguro, la verdad. Quiero decir que no estoy seguro de si él querría cantar conmigo o no. Yo sí lo deseo, pero habría que preguntarle a él si le apetece.

–¿Se siente cómodo en China?

–La primera vez que estuve aquí fue en 1971. Me imaginaba China como un gran país lleno de sentimiento. A lo largo de los años, siempre he pensado que es increíble. Este premio que ahora me dan es el reconocimiento de un país que ha estado en mi corazón durante décadas.

–¿Qué ha sentido al regresar después de tantos años?

–Yo amo este país y antes de volver me preguntaba si él y su gente me amaban a mí o no. Y ya ve cómo son las cosas, esta semana volveré a actuar aquí, siendo este lugar el escogido para iniciar mi nueva gira. Haré paradas en Pekín, Shanghai y Shenzhen, y estoy muy ilusionado. Sinceramente, si Julio pudiese convertirse en diez cantantes diferentes para tocar en varios países, mandaría a los diez que viniesen a cantar a China.

¿Camas separadas?

Llegó solo a Pekín, sin su esposa ni sus hijos, y para calmar las aguas aseguró que todos ellos le acompañarán durante la macrogira que comenzó. A pesar de que han pasado juntos la Semana Santa en República Dominicana, al parecer, el matrimonio hace vida separada. No hay previsto divorcio ni ruptura, pero, aunque Julio y Miranda tienen una buena relación, sus compromisos podrían haberles distanciado definitivamente. De momento viajarán juntos durante unos meses. Lo que no se sabe es si dormirán en camas distintas.