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Pachá no cierra y recupera su nombre original

El empresario Pedro Trapote, junto a su mujer, Begoña García Vaquero, durante la Mutua Madrid Open de tenis 2013
El empresario Pedro Trapote, junto a su mujer, Begoña García Vaquero, durante la Mutua Madrid Open de tenis 2013larazon

Sonó a golpe de desgracia para la noche madrileña, ya bastante herida con el 21% del IVA que vacía salas de cine y de teatro. Esto ya no es lo que fue y sólo faltaba el alarmante anuncio de que «cierra Pachá», que junto a Joy Eslava, es el local más animado y frecuentado en la capital. Los medios añoramos especialmente los fiestones en lo que fuera el teatro de Luis Escobar, al que el olfato de Pedro Trapote le dio un vuelco hasta convertirlo en una cita obligada de cualquier evento. Por allí pasaron desde Richard Gere a Mickey Rourke, antes de sus múltiples operaciones.

«Yo tenía la franquicia del nombre por quince años y Ricardo Urgel me apretó mucho las clavijas a la hora de renovar. Creo que la marca tuvo un tiempo», dice Trapote. La marca es perenne en Ibiza, donde este fin de semana vi formarse colas de hasta quinientas personas para entrar. Por su parte, Víctor Sandoval me cuenta que será el relaciones públicas del Pachá de Sitges, que ya no está en Vallpineda, donde empezó y donde justo detrás viví los mejores años de mi vida. En septiembre reforman el Principal de la plaza del Teatro barcelonesa donde montarán un Pachá urbano. Funcionará situado en plenas Ramblas comprado por Carlos Grup. «Yo era empresario del Teatro Barceló desde que me lo vendió Alonso Millán, su propietario. Me quedé la propiedad y explotó lo de ''Barceló'' como marca que ahora recupero. Pachá Madrid no cierra ni cambia como se está diciendo, no sé todavía con qué intención», aclara Trapote un tanto molesto con los rumores. La confusión nace de las ansias resucitadoras de diversas relaciones públicas, que no llegan a la altura de los de antes, otros expertos de una época añorada, donde las primeras filas no las componían con los repartos de series como actualmente. Bajó el nivel de convocatorias porque está acorde con las personas que a día de hoy se encargan de citarlas. Sus «photocall» hacen gracia por la profusión de marcas patrocinadoras que se exponen de fondo, sin enterarse de que los directores de revistas las eliminan a la primera de cambio.

«Ni Pachá fue, y lo digo siendo su dueño, el refugio de celebridades mundiales, ni un nombre llena un local. Eso hay que dejarlo claro», remata Trapote, que hace un año todavía ostentaba el mitificado local art-decó cuya arquitectura y fachada no pueden tocarse porque están protegidos. De nombre tan glorioso y eterno en Ibiza, Trapote lo deja claro: «Todo sigue igual menos en el rótulo de la entrada; nada cambia en Pachá, y Joy permanece en su sitio con el gancho de siempre. Podré dormir tranquilo. Qué forma más burda de disfrazar lo que hay. Me pregunto que pretenden con tal bulo.