Historia

San Sebastián

Mª Teresa Campos, premio extra «Naranja y Limón»

La Razón
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Están en puertas y los adjudican en menos de una semana. Con eso culminará José Ramón Pardo su presidencia revitalizadora de la peña periodística Primera Plana. Pardo, que no pará, la otra tarde encandiló con el dúo que protagonizó con José María Íñigo cantando los éxitos de los 70. Resultó de una nostalgia nada lánguida y tomada con humor el lanzamiento de un CD de recopilaciones, «Las 66 favoritas de Íñigo y Pardo». Al actual comentarista de Eurovisión se debe el esfuerzo de sostener los grandes nombres de nuestra música ligera, sobrevivientes gracias a esa operación de rescate que los salva del olvido. Esto es lo que hacen Yusan Acha y María Teresa Campos en «¡Qué tiempo tan feliz!». En éste acaban de homenajear lo que María Jiménez fue dentro del pop nacional en los 80, que le dio un vuelco sexi a la tonadilla que desgarró como no lo hicieron otras como doña Concha, Juana Reina, ni Marifé de Triana. Pardo, primo hermano de Juan de «Anduriña» –personaje emblemático que logró que Picasso, por mediación del que fue su íntimo amigo Antonio D' Olano, le diseñara la portada para la carátula de su disco «Anduriña»–, rehizo «Primera plana» nacida por iniciativa de Agustín Trialasos, Hugo Ferrer y Jorge Fiestas. Grandes en el periodismo de la época que, estando de festival en San Sebastián, resolvieron montar una peña en la que reencontrarse una vez a la semana. Así nació hace más de treinta años esta asociación que luego se inspiró en los Limones barceloneses de «As» para premiar a lo mejor y peor de cada género. Los «Naranja y Limón» de «Primera Plana» reunían a lo mejor del artisteo y de la política patria. Sin embargo, la peña terminó cayendo en manos manipuladoras y ávidas de trinque. De hecho, aún no está claro cómo desaparecieron los 20.000 euros de un patrocinio obtenido bajo la presidencia de Pedro de Frutos, anterior titular hasta la llegada de Pardo. Él intentó cortar la sangría y pérdida de crédito aumentada por la pandilla que premiaba a nombres que nada tenían que ver con lo mejor del año. Con Pardo llegaron las Naranjas o Limones, que reconocían las carreras fílmicas avaladas con el premio Jorge Fiestas, el gran amigo español de Ava Gardner cuando la bohemia se citaba en Oliver y en el Bocaccio barcelonés, presidido por la que fue su musa María Asquerino. Este año se reconocen la acritud habitual de Miguel Bosé, que dudo que vaya a recogerlo. Más asegurada está la presencia de Lola Herrera como ganadora del Mandarina y, también, la de Adolfo Suárez Illana en nombre de su padre, designado «personaje político del año» tras su fallecimiento, hecho que luego ennegreció el libro testimonial de Pilar Urbano. La lista se engrandece más porque han creado el premio Hugo Ferrer en recuerdo del trabajo del argentino íntimo de Lina Morgan y Celia Gámez. «In Memorian» crean este trofeo a su trayectoria profesional y que con todo merecimiento presenta María Teresa Campos, a quien nadie cuestiona como la mejor presentadora de nuestra televisión. Maestra aún al pie del cañón, es de las que marcan época e ilustran, algo imposible de encontrar en las llamadas «reinas de la mañana». Lo de Campos es antología incesantemente renovada.