Nueva York

Naty Abascal: «Me da igual estar en el ''front row'' que en el gallinero»

Presenta el libro «100% Naty», un manual práctico de estilo para poner al día el fondo de armario sin dejarse el sueldo en el intento

Naty Abascal
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Si el estilo fuera asignatura obligatoria de Bachillerato, el libro de texto ya estaría escrito. «100% Naty» viene a ser como aquel imprescindible de Lengua de EGB en el que la firma de Lázaro Carreter ejercía de sello de calidad. Pues bien, en moda, el certificado lo da Naty Abascal, mano a mano con Vicente Gallart. En estilo, primero ella y, luego, todas las demás. Su visión panorámica de este mundo como arte, negocio y espectáculo hace que pueda elegir los básicos renovados, los accesorios adecuados y los imprescindibles en la maleta sin temor a equivocarse en un manual directo, claro y práctico. Como Naty.

–¿Es un pecado gastarse el sueldo de un mes en moda?

–Eso nunca se debe hacer. Antes hay que pagar la luz, el gas, la comida... Es una locura.

–Sale más rentable comprarse su libro...

–Por supuesto, intentamos dar una gran cantidad de ideas para no gastarte un dineral y aprovechar todo lo que tenemos en el armario reciclándolo.

–¿De un vistazo distingue si alguien viste «low cost» o de diseñador?

–Soy muy humilde, pero la experiencia me ha ayudado a distinguirlo. Tengo bastante buen ojo. Lo bueno se ve a la legua, pero hay ciertas firmas «low cost» que han mejorado hasta tal punto que, si lo lleva una persona con clase y con estilo, puede lograr que no te des cuenta.

–Y ahí entra la gran regla del juego: el estilo ni se compra ni se vende.

–El estilo y la clase son innatos, aunque es cierto que puedes aprender y mejorar.

–¿El chándal es la antítesis del estilo?

–Los americanos se lo ponen para cualquier ocasión porque les resulta muy cómodo de lavar y planchar, y lo mismo lo utilizan para ir a hacer deporte que para pasear al niño. Ir en chándal no es un pecado, pero no se puede llevar a cualquier sitio.

–A Naty se la define como un icono de moda. ¿Qué piensa cuando lo escucha?

–Un icono para mí es una persona que ha dejado una huella en el ámbito de la creación al que se ha dedicado. En el caso de la moda, Valentino y Oscar son iconos vivos, por no hablar de Coco Chanel o Jackie Kennedy.

–Pero, ¿usted se siente icono?

–Para nada. Me siento Naty.

–Lady Gaga: ¿icono de la moda o mamarracha?

–No ha llegado a ser un icono, es una artista provocativa y esa forma de utilizar la moda forma parte de su trabajo.

–¿Usted compra ropa o le regalan todo?

–No soy de comprar mucha ropa, porque tengo tantas cosas en mi fondo de armario que las mezclo. No compro por comprar ni me obsesiona tener lo último. Mira, para este fin de año voy a llevar un vestido de noche que tengo de los 70. Es de punto, no se arruga y es practiquísimo.

–Se lo pondrá porque su cuerpo lo permite, porque mantener la misma talla desde entonces...

–Y tanto que me vale, tengo un buen metabolismo y soy disciplinada con la nutrición.

–Los que la hemos visto trabajarse las Semanas de la Moda de París podemos decir que es una curranta.

–De eso se trata en cualquier trabajo. A mí me da igual que me pongan en un «front row» que me manden al gallinero para ver un desfile. No tengo ninguna arrogancia, complejos o inseguridades. Si en una producción de moda hay que ponerle un zapato a una modelo, allá que voy. Y si tengo que agacharme para poner un imperdible o un alfiler para que el traje no se arrastre por el suelo, soy la primera en hacerlo.

–«Cómo vestirse para una cita perfecta», apunta uno de los capítulos. ¿Cómo se viste Naty si le invita un caballero?

–Si es una cena en un restaurante, intento no tirar la casa por la ventana: un traje sencillo y pendientes con personalidad. Evitaría llamar la atención porque, de lo contrario, el señor que me acompaña podría pensar: «Pero, ésta, ¿de qué viene?». Hoy día la gente va mucho más casual y hay más margen de elección.

–«Cómo vestirse para una boda». Dicte sentencia a quitarse los tacones después del banquete.

–Yo, desde luego, nunca lo he hecho, aunque confesaré que a veces me he arrepentido de no haber llevado unas bailarinas.

–¿Por qué llamamos «vintage» cuando queremos decir segunda mano?

–El auténtico «vintage» es la ropa de más de una década que se revaloriza con el tiempo, por ejemplo, un bolso de Chanel bien conservado por dentro. No toda la moda de temporadas pasadas debería llamarse vintage.

–Si le pido que elija entre Valentino y Oscar de la Renta...

– Me resulta imposible, no me puedo dividir. Me quedo con los dos, porque de los dos he aprendido cómo se mima cada pieza, algo que ya no existe.

– ¿A Doña Letizia le falta un Oscar de la Renta en su armario?

–No sé si lo tendrá, Doña Letizia va muy bien con toda la moda española que lleva, es fantástica.

–¿En la alta costura mandan las rusas y las jequesas?

–Y no te olvides de las chinas. Todas ellas son la nueva clientela de las firmas de lujo.

–¿Quién marca las tendencias: Zara o Dior?

–Ni uno ni otro. De donde sales más ideas es de Prada, Miuccia marca el ritmo.

–No la veo nunca en Cibeles.

–Porque jamás estoy en España en las fechas que se celebra. Verme en Madrid es un milagro.

–¿A quién salva de la moda española?

–La moda española está ganando peso en el mundo. Me gustan mucho los Alvarno, Jorge Vázquez y Josep Font.

–Amaya Arzuaga, Premio Nacional de Moda. ¿Cómo lo ve?

–Me parece estupendo que sea la primera mujer que gana. En la moda tradicionalmente han mandado los hombres, pero últimamente nosotras avanzamos. Ahí está otra española, MariGay Mackee, que ha logrado levantar Harrod's durante los 14 años que ha estado al frente.

–Petición: dígale a su hijo, Rafael Medina, que prepare la versión masculina del libro.

–Me parece una propuesta fantástica. Es más, debería hacer uno él y otro Luis, porque tienen dos formas distintas de entender la moda, saben muchísimo y tienen gran estilo.

– Y los genes...

–Es cierto que se les ha pegado mucho el estar a mi lado. Lo de llevar la corbatita y el pañuelo no se les quita de la cabeza porque así les vestía desde que eran pequeños, como unos pinceles.

–Cuando una es abuela, ¿tiene que cambiar de estilo?

–Para nada. ¿Que por ser abuela tengo que cambiar de bolso o de zapatos? Estás loco.

El detalle

MUSA DE LOS GRANDES

En el prólogo de «100% Naty», Oscar de la Renta recuerda cómo la conoció en 1964, durante un viaje a Nueva York para representar a España en la Exposición Universal con diseños de Elio Berhanyer. No sólo le cautivó a él, sino también al fotógrafo Richard Avedon y a Woody Allen, que la quiso para él en «Bananas». Naty fue primero modelo, ahora es estilista y tiene un título: una de las mujeres más elegantes del planeta.

«100% Naty»

Naty Abascal / Vicente Gallart

GRIJALBO

256 Páginas/ 21,90 Euros