El 5 de octubre del 2011 Sevilla se vistió de fiesta para acoger la boda de la duquesa de Alba y Alfonso Diez, una celebración por todo lo alto, a pesar de que los hijos de doña Cayetana no estaban de acuerdo con el enlace. No creían en el amor del funcionario hacia su madre y le tacharon de oportunista. Pero ella luchó contra viento y marea para defender su unión y siguió adelante con sus planes nupciales.

La aristócrata tenía ochenta y cinco años y su novio veinticuatro menos, la diferencia de edad no fue un obstáculo y se casaron a la una de la tarde en la capilla del marco incomparable del Palacio de Dueñas sevillano, que forma parte del patrimonio de los Alba.

A pesar de las reticencias, fue Carlos, el hijo mayor de la contrayente, quien acompañó a su madre al altar. Con el paso del tiempo, tanto Carlos , actual Duque de Alba, como sus cinco hermanos, entendieron que Alfonso le hacía mucho bien a su progenitora y acabaron aceptándole en la familia.

En ese día tan especial, Cayetana eligió un diseño de Victorio&Lucchino en color rosa y corte romántico. Como complementos, un brazalete de brillantes que le había regalado su madrina, la reina Victoria Eugenia, una pulsera de brillantes con pendientes a juego y unas manoletinas que se quitó a la salida de la ceremonia para ponerse a bailar delante de la multitud que la esperaba en la puerta del palacio. Alfonso optó por un chaqué clásico de color gris y una corbata azul con lunares blancos.

El enlace fue oficiado por el sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp y a él asistieron cuatro de los seis hijos de la duquesa. Eugenia estaba ingresada en una clínica de Madrid debido a un brote de varicela, y Jacobo, por su parte, decidió no viajar a Sevilla.

Hoy, Alfonso Diez sigue guardando un luto interior, nueve años después del fallecimiento de su esposa. Y lleva una vida muy tranquila en su piso de lujo madrileño. A lo largo de los últimos años se le intentó relacionar con la Reina Doña Sofía y con Isabel Preysler, pero los rumores se acabaron cayendo por su propio peso. Hombre prudente y distinguido, sigue manteniendo una gran amistad con los amigos sevillanos de Cayetana, sobre todo con Curro Romero y Carmen Tello.

Aparte de los dos últimos, asistieron a la boda Francisco y Cayetano Rivera, Eva González, Eugenia Martínez de Castro, el grupo “Siempre así” y María de Hohenlohe.