
Opinión
Woody, Gaza y el humor
Decía Max Frisch: "La verdad es el mejor camuflaje: nadie la entiende"

A Isabel Díaz Ayuso la llaman Israel Díaz Ayuso. Y leo: «Boicot a Israel desde el carrito de la compra», o sea, que Ione Belarra e Irene Montero pedirán más pronto que tarde que no compremos judías, ni verdes, ni blancas ni incluso rojas. Woody Allen presenta novela («¿Qué pasa con Baum?») y, preguntado sobre Israel y Gaza, ha dicho: «Todos los días leo en el periódico artículos de gente mucho más inteligente que yo sobre el tema. Y al día siguiente leo otros de personas también muy inteligentes que mantienen una opinión contraria. Así, nunca es posible saber lo que está pasando. Solo en una cosa coinciden todos: que el otro miente. Me temo que cualquier cosa que diga será como lo declarado por un algún actor tonto que en verdad no sabe nada». Decía Max Frisch: «La verdad es el mejor camuflaje: nadie la entiende». O aquello de Groucho: «Claro que lo entiendo, incluso un niño de cinco años podría entenderlo ¡Que me traigan un niño de cinco años!».
Ya puestos, me apetece imaginar el chiste que harían sobre el conflicto otros humoristas. Chumy Chúmez dibujaría a dos palestinos mientras caen sobre ellos las bombas y uno diría: «Y pensar que esto no sería posible sin la ley de la gravedad». El Roto dibujaría a un palestino meditando en las ruinas gazatíes: «Al menos deberían dejarnos elegir democráticamente entre masacre, exterminio o genocidio». Caín dibujaría a dos judíos ultraortodoxos y le leyenda sería: «Nosotros proponemos a Benjamin Netanyahu al premio Nobel de la Paz. Al fin y al cabo, es el premio del inventor de la dinamita».
Si yo supiera dibujar, situaría a dos palestinos escuchimizados en las colas del hambre y uno de ellos le diría al otro: «Al menos nosotros no necesitamos ozempic para adelgazar».
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