País Vasco

Motín y fuga en el CIE

Seis inmigrantes del Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche se escaparon hace diez días. Dos se encuentran aún en paradero desconocido

Los internos organizaron un motín prendiendo fuego a colchones y mantas
Los internos organizaron un motín prendiendo fuego a colchones y mantaslarazon

Madrid- Dos internos del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE)continúan en busca y captura desde el pasado 30 de septiembre tras fugarse de las instalaciones de Aluche. Los hechos ocurrieron el domingo de la semana pasada a las 19:50 horas de la tarde. Todo comenzó cuando uno de los internos debía tomarse la medicación pautada por el profesional sanitario. Al parecer, según fuentes polciales, se negó a tomarla y, en una actitud muy alterada, comenzó a gritar e insultar a los agentes, que le apartaron del resto de los reclusos y le trasladaron a otro módulo para que el ambiente agresivo no se propagase por el centro. Sin embargo, los gritos de alarma del interno, fuera de sí, se escuchaban por todas las instalaciones y sus compañeros se unieron para formar más escándalo «en señal de apoyo».

Eran sobre las 20:30 horas de la tarde cuando, en los módulos 1 y 2 (en el CIE de Aluche hay cuatro módulos, uno de ellos sólo de mujeres) comienzan a dar patadas en las habitaciones, a romper la cámara de seguridad del pasillo y, finalmente, acaban haciendo una «fogata», según las mismas fuentes. Quemaron contenedores con sábanas, papel higiénico, colchones y mantas. Uno de los responsables se apresuró a sofocar las llamas con uno de los extintores disponibles en el edificio pero, ante la gran cantidad de humareda formada, los agentes decidieron abrir la puerta de emergencias para que los internos bajaran al patio hasta que la ventilación permitiese devolver a las instalaciones unas condiciones adecuadas.

Éste fue el momento escogido por seis internos para tratar de saborear la libertad de nuevo. En lugar de bajar al patio por el tubo de seguridad, como hicieron el resto de inmigrantes recluidos, subieron al tejado del centro. Desde allí, bajaron por los tubos del gas hasta el aparcamiento. Fueron los agentes encargados de comprobar que no quedase nadie en las habitaciones para su ventilación quienes se percataron de que faltaba una plancha en la parte final de la escalera, por la que puede accederse a la azotea del edificio.

Dieron la alarma y, por las cámaras de seguridad comprobaron cómo tres de ellos estaban ya corriendo entre los coches. Avisaron a sus compañeros y acudieron entonces a los agentes Centauros y de la UIP para buscar a los fugados. Los agentes pudieron coger a tres de los internos fugados (dos marroquíes y un argelino) pero comprobaron que faltaban otros tantos, según confirmó ayer la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

Se ordenó entonces la búsqueda y captura de éstos –los tres de orígen magrebí, de 19, 20 y 24 años– y el día 5 de octubre la Policía Nacional detuvo a uno de ellos en Irún (País Vasco). Tras su traslado al CIE, al día siguiente (el sábado pasado), el interno, de orígen marroquí, trató de quitarse la vida sin éxito. La Policía continúa buscando sin embargo a los otros dos internos fugados, aún en paradero desconocido, según confirmaron las mismas fuentes.

No es la primera vez que algunos internos del CIE de Aluche se fugan. Sobre las medidas de seguridad que hay en el centro para inmigrantes –al que destinan a aquellos inmigrantes en situación irregular en nuestro país que han cometido algún delito y para los que el juez ha ordenado una orden de expulsión, según la Policía– se ha hablado en numerosas ocasiones porque ha habido numeroso intentos de fuga, muchos de ellos fructíferos.

 

Un destino «castigo» y poco vigilado
Los sindicatos policiales llevan muchos años reclamando que no asuma las competencias de vigilancia del CIE la Policía Nacional. «Al tratarse de un centro de reclusión tendría que haber el mismo personal que en Instituciones Penitenciarias», explicaron ayer desde el Sindindicato Independiente de la Policía (SIPE). Del CIE siempre se ha dicho que es un destino «castigo» para los agentes porque nadie quiere trabajar allí. La delegada del Gobierno aseguró con respecto a las continuas fugas de los internos que no sería difícil porque «no se trata de una cárcel».