África

El Cairo

Mubarak expuesto a la pena de muerte

El ex presidente egipcio, Hosni Mubarak, será finalmente juzgado por la violenta represión de las protestas que acabaron derrocándole el pasado 11 de febrero y en la que murieron más de 800 manifestantes, contra los que habría ordenado disparar con fuego real y arrollar con vehículos, en colaboración con el entonces ministro del Interior, Habib el Adly.

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El fiscal general egipcio, Abdel Meguid Mahmud, acusa al ex dictador de asesinato premeditado e intento de asesinato, además de una serie de delitos de corrupción –enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias y malversación de fondos públicos–, así como a dos de sus hijos, Alaa y Gamal. Los tres se encuentran en prisión preventiva desde el pasado 13 de abril: Alaa y Gamal en la cárcel de Tora, en El Cairo, mientras que Mubarak padre permanece ingresado en un hospital de la localidad turística de Sharm el Sheij, en el Mar Rojo, ya que supuestamente sus condiciones de salud no le permiten ser trasladado a una celda.

Esto ha hecho que muchos egipcios teman que el ex dictador no acabe pagando por sus crímenes, algo considerado necesario por una gran parte de la sociedad, mientras otra minoritaria apela al perdón. A pesar de que los egipcios no se ponen totalmente de acuerdo, casi todos piden justicia en el ámbito económico y poder recuperar el dinero que Mubarak habría robado durante sus 30 años de mandato. Ahora, el ex presidente podría enfrentarse incluso a la pena capital, si es declarado culpable de la muerte de los manifestantes, como ya lo fue la semana pasada un policía, juzgado en rebeldía y sentenciado a muerte por el asesinato de 20 personas, y que se convirtió en el primer miembro del aparato de seguridad del régimen en ser condenado por la represión de la revolución del 25 de enero.