Comunidad de Madrid

Isla para aves

En sólo un mes y medio, seis trabajadores del madrileño Parque del Sureste han logrado construir una isla artificial de 24 metros cuadrados que permitirá proteger de los depredadores a los ejemplares alados (como pato cuchara, focha común y pato azulón) en su proceso de cría 

Isla para aves
Isla para aveslarazon

Seis trabajadores del madrileño Parque del Sureste han construido una isla artificial en la laguna del Soto de las Juntas, en otro tiempo una explotación minera a cielo abierto. El nuevo refugio, construido en un tiempo récord, permitirá a las aves marinas que hasta aquí se acerquen críar a sus polluelos sin temor a que algún posible depredador aguarde cautelosamente con el único propósito de darles caza.
Esta isla, la tercera que flotan en la Comunidad de Madrid, «es la primera que hemos hecho. Las otras las compramos. En un mes y medio hemos montado y flotado la isla de 24 metros cuadrados», explica Francisco Herrero, jefe del Servicio Técnico de Gestión de Espacios Protegidos de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid.

Materiales biodegradables
Herrero explica satisfecho la obra que han hecho, sobre todo por los materiales empleados en este refugio artificial. No es para menos. Para evitar el impacto ambiental, está realizada con materiales biodegradables.
Así, en esta ocasión, en vez de comprar la isla han optado «por hacerla reciclando la mayor cantidad de materiales de otras obras. Para la flotación del refugio hemos utilizado unos bidones de gran tamaño que teníamos ya vacíos», afirma Herrero.
Lo mismo ha sucedido con la madera. «Hemos utilizado la que teníamos, aunque como no daba para completar el refugio tuvimos que comprar alguna madera, así como fibra de coco para evitar que la tierra caiga por debajo y dar al refugio unos 15 a 20 centímetros de grosor para poder poner las plantas, los palos caídos...», añade.
En el caso de la estructura metálica, no tenían nada que sirviera a mano, así que tuvieron que adquirir unos tubos que después hubo que soldar en la orilla de la laguna.
Una vez construida la isla, quedaba lo más importante: evitar que se moviera por culpa del viento. Lo que resolvieron con una cadena y un peso, para fijar más todavía la estructura y evitar el movimiento del refugio artificial al añadir kilos de más.
Para rizar más el rizo, instalaron una rampa con el fin de facilitar el acceso a los galápagos y a los anfibios, que compartirán espacio con ciertas especies aladas, entre ellas el pato cuchara (Anas clypeata), el pato azulón (Anas platyrhynchos) y la focha común (Fullica atra).
Ahora sólo falta que aguante. La isla, ubicada en un emplazamiento que ya contaba con un islote similar que se había quedado pequeño, «se conservará en buen estado durante al menos diez o 15 años; eso seguro», calcula el jefe de Servicios Técnicos.

Más refugios
Y no será la última. «Está previsto hacer más islas, pero en otros parques de la región», avanza el jefe de Servicios Técnicos, tras recordar que hace tan sólo unos meses se instalaron también en este enclave otros dos refugios artificiales, uno en la laguna de El Campillo y otro en el Soto de las Juntas.
Aunque por lagunas en este enclave no será. El Parque del Sureste tiene 123 lagunas y zonas húmedas, nueve de ellas inluidas en el Inventario Nacional de Zonas Húmedas por su valor ambiental. En ese centenar de lagunas hay contabilizadas más de 200 especies de fauna, el 20 por ciento de ellas protegidas. En el interior del Parque del Sureste anidan especies de aves acuáticas como la garza imperial y real, el cormorán, la malvasía, la garcilla; aves rapaces como halcón peregrino, búho real o el milano negro, e incluso fauna vinculada a zonas esteparias como la avutarda, tejón, y diversos taxones de culebras y roedores. Parece que la fauna ha elegido aquí –una antigua explotación minera– su lugar, su hábitat.