Castilla y León

«Los colegios no están preparados para educar a una persona con discapacidad»

Francisco Sardón tiene claro que si no se facilita el acceso a una formación académica de calidad a los discapacitados «no habrá una inclusión laboral real»

«Los colegios no están preparados para educar a una persona con discapacidad»
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Valladolid- Francisco Sardón dejará en breve la presidencia de la Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados Físicos (Aspaym) de Castilla y León, tras ocho años de arduo trabajo. Un tiempo en el que, entre otras cosas, ha conseguido una asociación profesionalizada que cuenta con trabajadores especializados en los servicios básicos que demanda hoy en día la discapacidad física. Ahí están el Centro de Día, la Residencia o el Centro de Rehabilitación, así como el pionero Centro de Investigación de Valladolid. Pero Sardón deja también una entidad consolidada y con proyectos de futuro, ya que a finales de este año se inaugurará el Centro de Día de Aspaym en León, y, a lo largo de 2013, se pondrá en marcha el de Burgos. Y es que, recientemente, ha iniciado una nueva etapa al frente de Predif, la Plataforma Representativa Estatal de los Discapacitados Físicos, cuyo objetivo es promover la igualdad de oportunidades y la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad física gravemente afectados. Un periodo ilusionante que se le abre, pero también de una gran responsabilidad por la grave crisis económica por la que está atravesando España, donde tratará de dar respuesta a los numerosos problemas que aún hoy tienen que hacer frente en la sociedad las personas con alguna discapacidad ya sea física o intelectual.

Medio rural
Entre estos desafíos, Sardón trabajará para mejorar la accesibilidad, sobre todo en el medio rural, «el más afectado por la desigualdad existente en el transporte, los servicios o la educación», dice, preocupado también por la posible pérdida de tejido asociativo por la crisis y los recortes; y por lograr la plena inclusión laboral de este colectivo. «Dos reivindicaciones históricas que hoy más que nunca debemos acelerar», sostiene. Y es que acceder a un empleo es actualmente casi misión imposible para una persona con discapacidad. El 26 por ciento de los que pueden trabajar están en paro, pero lo que es más grave, cuatro de cada diez no siquiera se plantean buscar un puesto de trabajo, desanimados por las dificultades que encuentran para ir a la facultad o a la biblioteca a estudiar o para encontrar un empleo que se adecúe a sus conocimientos, que ese es otro hándicap. Sardón insiste en que sin empleo, una persona con discapacidad nunca tendrá independencia plena, que es el fin último que persiguen. Y pide más inspecciones laborales para certificar que las empresas cumplen con la Ley y que las administraciones cundan también con el ejemplo. Pero insiste en que para que haya una inclusión laboral de verdad hay que empezar por la base, que es la Educación. «Sin una formación académica de calidad y especializada, las personas con discapacidad lo seguirán teniendo igual o peor para acceder a un empleo», advierte, tras denunciar que aún hoy en día se encuentran con casos de niños con alguna discapacidad adquirida por un accidente que tienen que dejar el colegio en el que estudian porque éstos no están preparados para educarles. Su reto es lograr la normalización, «no guetos en el sistema educativo», dice, y que cualquier persona con dicapacidad pueda tener la libertad de elegir también el centro donde quiere estudiar.


«Los centros ocupacionales deben tener su espacio para que no haya un vacío»
Sardón valora positivamente la apuesta de la Consejería de Familia por el empleo de las personas con discapacidad en la futura Ley de Igualdad, así como la conversión de los 120 centros ocupacionales de la Región en centros especiales de empleo, «porque podrán contar con un contrato laboral y ejercer una actividad de interés comercial y social», destaca. Si bien, advierte de que hay que gente que, por su discapacidad, no puede desempeñar un trabajo. Por este motivo, señala la necesidad de que sigan existiendo estos centros ocupacionales para que no haya ahí un vacío. Además, considera que los centros especiales de empleo deberán especializarse para que los recursos que generen puedan después aprovecharlos para mejorar la actividad y productividad de los propios centros. Y para ello, pide también el apoyo de las administraciones públicas, para que concierten los servicios y puedan comprar los productos que sean necesarios.