Grupos

Publicitarios y multinacionales

La Razón
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Hay una historia que se repite desde hace medio siglo: unos publicitarios fundan una pequeña agencia con la que hacen campañas primero para unos pocos clientes y luego para anunciantes cada vez más grandes. La agencia crece y tiene la oportunidad de trabajar para marcas internacionales, pero para ello necesita socios multinacionales. Entonces venden una parte o la mayoría de las acciones a uno de los grandes grupos de publicidad norteamericanos, ingleses o franceses, que inicialmente mantienen como directivos al equipo fundador, pues el valor de una agencia está sobre todo en la experiencia, contactos y conocimientos de sus profesionales. Algunas veces esos fundadores se mantienen al frente de la agencia hasta su retiro, como Luis Bassat con el grupo Ogilvy en España. Pero son muchos más los casos en que los profesionales que fundaron la agencia terminan saliendo después de venderla. Hay incluso publicitarios que fundaron una agencia, la vendieron a una multinacional, se marcharon o les echaron, crearon otra agencia y luego la vendieron a otro grupo, ganando millones en cada venta.

El último ejemplo es la salida de la agencia madrileña Zapping/M&CSaatchi de dos de sus fundadores, los creativos Urs Frick y Uschi Henkes, que dicen estar en desacuerdo con el tercer directivo y fundador, Vicente Hernández, y la multinacional inglesa M&CSaatchi, que hasta ahora no se han pronunciado sobre el tema. Los hermanos Maurice y Charles Saatchi fueron precisamente los que crearon el mayor grupo multinacional de los 80 del pasado siglo, comprando agencias por todo el mundo hasta que los accionistas mayoritarios del grupo terminaron destituyéndoles. Y fundaron entonces el grupo M&C Saatchi, asociándose con agencias como la española Zapping.

Siempre es triste cuando los fundadores de una empresa tienen que abandonarla, pero ha ocurrido tantas veces en la historia de la publicidad que parece casi normal, sobre todo cuando se vende la mayoría de las acciones a grupos cuyo principal objetivo es obtener el máximo de beneficios. O en tiempos de crisis, tener las mínimas pérdidas posibles. Y es más que evidente que cuando alguien vende una empresa, deja de ser suya por mucho que la haya fundado.