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Blak: «No estoy triste me he ido poco a poco»

Me dijo una vez Fellini que los actores que no son gays hacen mejor de mariquitas que los que lo son. Blaki está de acuerdo.

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Recuerda que Mariano Ozores le llamó para un papel en «Matrimonios separados», y le dijo: «No sé si te gustará, tienes que hacer de modisto mariquita». Aceptó encantado. Y además lo hizo con mucha «pluma», tal como lo requería Ma- riano. Hoy sería políticamente incorrecto, reconoce Blaki.
-Estaba entrenado: ya había hecho siete u ocho mariquitas en varias revistas. Luego, en el cine, hice unos veinte papeles de gay.

-¿Y eso? ¿Por qué cree que le ofrecían papeles de ese tipo?
-Porque si haces bien un papel, después te llaman todos para que hagas lo mismo, hasta que se olvidan.

-Menos mal que a su novia no le entraron dudas...
-No. Angelines y yo llevamos 45 años casados. Nos casamos enamorados y seguimos enamorados. Hombre, no hay tanta fogosidad como antes, pero ahí estamos. Y eso que aguantarme a mí es difícil, porque siempre he sido raro: soy un obseso del orden y de la limpieza. Fíjese: cuando estaba soltero despedí a más de un ligue por un pelo en el lavabo.

Fue el modisto mariposón de Concha Velasco en «Matrimonios separados», «y su novio, Antonio Ozores, me odiaba porque la manoseaba mucho en las pruebas». El filme llegó cuando las separaciones eran una novedad en el país: aún se llevaba el «ahí te quedas». No existía el divorcio. El 69, fecha del estreno, Blaki ya tenía piso y tenía dos hijos.
-Trabajaba muy bien porque mi cara cayó bien.Guapos había muchos; feos, también; pero caras raras como la mía no había. No hacía grandes papeles, pero trabajaba sin parar, tanto que pude dar medio millón de pesetas por la entrada del piso.

-¿Corrió delante de los grises?
-Jamás. No soy ni fui de izquierdas ni de derechas. Creo que me hizo descreído el caso de mi padre, que se escapó con nosotros en el 36 de San Sebastián (fuimos a Francia) para que no le fusilaran los de izquierdas, y cuando regresó, en el 41, lo fusilaron los de derechas. Era monárquico. Aún no sé por qué lo mataron.

-Ahí tiene una novela...
-Me aburre escribir de mi vida. Prefiero inventar.

-Le llamaron el Marty Feldman español...
-Lo conocí en un teatrillo de Londres en 1955. Le vi y me dije: «Pero si es clavado a mí...». Lo mismo pensó él cuando me presenté en el camerino. Nos hicimos amigos y la amistad perdura hasta hoy.

-Hizo circo...
-En el 57, en uno alemán. Fui payaso. Ya lo había sido antes en San Sebastián: éramos Rex y Blaki.

-Hizo music-hall en París...
-Era lo que llamaban un excéntrico musical. Tocaba el violín, el piano, la guitarra y el saxofón y contaba historias.

-Hizo radio con Bobby Deglané...
-Sí, cuando volví a España. Contaba cosas (no chistes) y la gente se reía. Y cantaba en plan paródico.

Con el espectáculo que traía de París, trabajó en Pasapoga, Casablanca y otros cabarets de la época. Le digo que sólo le ha faltado ser chico de alterne y me cuenta que cuando hacía variedades por ciudades alemanas, a los cómicos les obligaban a alternar, o sea, que si algún cliente quería conocer al artista, éste debía sentarse en la mesa para animarles a consumir. Lo pasaba fatal, porque nunca ha bebido alcohol y pedía leche o té. Le hubiera gustado pintar. No tiene nostalgia de nada: «Lo recuerdo todo, pero no echo en falta nada». Ahora escribe una novela. Prácticamente se ha despedido de la profesión, «o, mejor dicho, me han despedido, porque sólo escriben guiones para gente joven y si excepcionalmente me llaman para algo, quieren pagarme cuatro perras; prefiero no trabajar; aún queda cierto orgullo». Y añade:«No estoy triste. Me he ido poco a poco. Cada tiempo tiene su afán. Ahora me toca hacer lo que me da la gana. Escribo, me gusta guisar, hacer la compra, leer, ver buenas películas. En diciembre cumpliré 81 años y estoy bien de salud. ¿Qué más le puedo pedir a la vida?

No fuma, no bebe y sólo ha dejado el tocino del cocido. Cree que es feliz porque nunca he perdido el sentido del humor.


Vestido de sacerdote
Dirigida por Mariano Ozores en 1969, la película arranca cuando el comisionado cita en su despacho a cuatro matrimonios que se casaron el mismo día y les presenta, para que lo identifiquen, a un delincuente que realiza fechorías disfrazado de sacerdote. Y que, sin capacidad legal para ello, celebró sus bodas, que al no ser válidas, plantean un peculiar conflicto a las sorprendidas víctimas.
Antonio Ozores, Concha Velasco, Dianik Zurakowska, Gracita Morales, José Sacristán y Teresa Gimpera completan el reparto de esta divertida comedia.