Literatura

Nueva York

Trapiello: «Pocos intelectuales estuvieron a la altura en la Guerra Civil»

Andrés Trapiello publica una edición revisada y con material inédito de su libro «Las armas y las letras»

Luis Cernuda y Manuel Altolaguirre junto a unos amigos en 1937
Luis Cernuda y Manuel Altolaguirre junto a unos amigos en 1937larazon

Cuando los hombres acuden a las armas, la retórica ha terminado su misión. Con esta cita de plomo, extraída de «Juan de Mairena», el escritor Andrés Trapiello abre «Las armas y las letras». Una nueva edición ampliada y revisada en la que recuerda a aquellos intelectuales españoles que afrontaron la contienda de 1936. Un acontecimiento excepcional que empapó la tierra de sangre hermana y que requería la voluntad de almas excepcionales para evitar envilecerse en el fuego de las ideologías y la trincheras, y mantenerse con altura en aquellas circunstancias. «Casi todos fueron víctimas de la propaganda. Algunos eligieron obligados por la fuerza de las pistolas; otros, influidos por el entusiasmo de los más jóvenes, que arrastraron a los más sensatos a la guerra. La mayoría acabaron fatal, en uno de los dos bandos cuando no habrían elegido ninguno de los dos».Han sido diecisiete años de lecturas, de recopilación de información, de datos desconocidos y títulos asombrosos, que habían caído en el olvido y que han ido resurgiendo entre los anaqueles más insospechados de las bibliografías. Si en la primera edición los libros que Andrés Trapiello recuperaba para los lectores pertenecían a Pío Baroja y Chaves Nogales, en esta ocasión el mérito recae en el diplomático chileno Carlos Morla Lynch, al que García Lorca dedicó «Poeta en Nueva York», y su «España sufre», un diario que hace unos años recuperó la editorial Renacimiento. O, también, en Clara Campoamor con su volumen «La revolución española vista por una republicana».

Con el puño en altoNo son las únicas aportaciones. Una fotografía inédita de Rafael Alberti que llama «Belle époque» a la Guerra Civil; una imagen de Octavio Paz con el puño en alto; unas líneas de Sánchez Mazas en las que relata su novelístico fusilamiento y una esclarecedora misiva de Edgar Neville, fechada en 1967 y en la que describe detalles sobre el asesinato en Granada del autor de «Romancero gitano», son algunos de los valiosos documentos que enriquecen un volumen que ya es fundamental en las estanterías. «Lo más importante de la carta de Neville, que en teoría era del Régimen, es que está pidiendo un tribunal que juzgue a los asesinos del bando nacional. Hubo criminales republicanos y nacionales. Él se da cuenta de que en este segundo caso, algunos de ellos están circulando por las calles. Estas líneas nos hacen comprender que no todos los vencedores eran iguales».

Relectura afortunadaLa traducción al francés del libro obligó a Trapiello a su relectura después de un largo tiempo. Comprendió que el esfuerzo que requería completarlo merecía la pena. Tardó nueve meses. Una larga época de trabajo, escritura, concentración, recopilación de apuntes y dedicación máxima. El público puede leer a partir hoy el resultado y adentrarse en los claroscuros de unos hombres que marcaron, para bien o para mal, ese periodo con su presencia y su anecdotario. Y apreciar «sus contradicciones y ambiguedades». «Si Rafael Alberti viviera le costaría mucho explicar la frase de esta fotografía. Da a entender que esa "belle époque"es una especie de "dolce vita". Alberti parece ser uno de los objetivos de las acusaciones de Juan Ramón Jiménez. Él aseguraba que algunos se estaban aprovechando y sólo servían a sus propios intereses. Hay, desde luego, una biografía compleja en Alberti. Se debería escribir, pero todavía no se ha escrito. Es curioso. Muchos intelectuales se vieron envueltos en episodios dudosos por omisión o complicidad».Pero, ¿cuál es la apreciación de Andrés Trapiello sobre la actuación de todos ellos? «Baroja le dijo a Moreno Villa "qué mal hemos quedado los del 98". Pero también los del 14, el 27 y el 36. La mayoría de los intelectuales pasaron la guerra en la retaguardia. Los que estuvieron a la altura que exigía la situación se pueden contar los dedos de una mano, y sobran. Juan Ramón Jiménez, Miguel de Unamuno, Chaves Nogales, Clara Campoamor y es difícil el quinto. Seguro que habrá algunos. Morla Lynch y poco más».Entre los nombres cuestionados, dos de diferente envergadura moral: «Torrente Ballester comenzó siendo fascista pero se alejó poco a poco de esas posiciones. Se distanció y al final era tolerante. Se reía con humor de aquello. Camilo José Cela da una callada por respuesta cuando aparece esa carta en la que se ofrece como delator. Mira hacia otra parte. Lo peor no era ese ofrecimiento de un joven de 21 años, sino la cobardía del hombre mayor, del adulto que se niega a dar una explicación».

Escritores de uno y otro bandoDespués añade: «Los escritores que ganaron la guerra, perdieron los manuales de literatura. La propaganda hizo circular que eran mejores los escritores republicanos. Pero no es así. En ese lado están Juan Ramón Jiménez, Machado, Cernuda; pero en el contrario, Azorín, Baroja y Ortega y Gasset». ¿Y ahora? La política ha reabierto el debate de la memoria y los recuerdos de la Guerra Civil. «España debe enterrar a toda la gente que tiene en las cunetas. Es una aspiración legítima –comenta Andrés Trapiello–. La única manera de cerrar esa herida es abrir las fosas. Pero ahí debe terminar este capítulo. Si se avanza más se puede caer en un "guerracivilismo". Despenalizar y revisar ese proceso nos llevaría a la conclusión de que se mataron a muchas víctimas inocentes, pero que una parte de esas víctimas también fueron verdugos. Yo pienso que no se debería avanzar ni un paso más en esa dirección». ¿Y los símbolos que todavía quedan de la dictadura en España? El escritor es claro: «Hay que desmantelar todos esos símbolos. Desde sacar las tumbas de José Antonio y Franco del Valle de los Caídos a quitar las calles y estatuas que se han dedicado a los estalinistas. Hay que desbancar todo el totalitarismo y que los diputados condenen el 18 de julio».

Título: «Las armas y las letras» Autor: Andrés Trapiello. Editorial: Destino. Págs: 631. Precio: 38 euros.