África

El Cairo

Los rebeldes libios retoman la ofensiva

Dos días después de que comenzaran las operaciones internacionales, los rebeldes han recuperado buena parte del terreno perdido en la contraofensiva de Muamar Gadafi, recorriendo 150 kilómetros en 48 horas.

Un rebelde herido por una explosión a las afueras de Ajdabia, ayer
Un rebelde herido por una explosión a las afueras de Ajdabia, ayerlarazon

La llegada de las fuerzas aliadas ha permitido a los revolucionarios seguir luchando y, quizá, avanzar hacia el oeste. Éstos han vuelto al ataque, fortalecidos y envalentonados gracias al apoyo aéreo de los cazabombarderos franceses, que durante el día sobrevuelan el este de Libia y a los que ayer se unieron aviones italianos.

Los galos han sido los encargados de despejar la carretera que lleva de Bengasi a Ajdabia, donde ha vuelto a situarse el frente de batalla y donde tienen lugar combates entre las fuerzas gadafistas, que todavía se encuentran en la ciudad, y los rebeldes, que pretenden recuperar el control de la misma. A última hora de ayer dominaban la entrada este.

El clima de confianza en el bando revolucionario es evidente y se nota también en la actitud del Gobierno provisional de Bengasi, que después de días de silencio ha vuelto a dar la cara: su portavoz Abdelhafith Guga ofreció un ultimátum a los seguidores de Gadafi para que se entreguen –hasta hoy por la tarde– si no quieren ser considerados «enemigos de la revolución».

La presencia de «células dormidas» del dictador es la principal amenaza ahora para Bengasi, donde han sido detenidos unos 150 sospechosos, así como en todo el este, que vuelve a considerarse libre, hasta su frontera oriental, que se situó desde el principio de la revuelta en Ajdabia.

En el oeste, el escenario es muy diferente y la intervención internacional no ha conseguido detener a las fuerzas de Gadafi, que han acelerado y recrudecido su ataque contra Misrata, asediada desde hace semanas. Los hombres del Coronel entraron en el centro de la ciudad con tanques y sus francotiradores disparando contra los civiles, según los testimonios que llegaban desde allí. Éstos denunciaban también el empleo de escudos humanos por parte de las fuerzas gubernamentales para evitar posibles bombardeos aliados sobre la tercera ciudad de Libia. 40 personas han muerto, según AFP, mientras que las víctimas de los días anteriores no pueden ser tratadas en los hospitales de la ciudad, que no tienen agua ni luz, tal y como denunció Guga. Las tropas gadafistas lanzaron también un ataque brutal contra Zintan, en el suroeste, que fue bombardeado con artillería pesada después de haber sido rodeado. Desde las redes sociales, se hacía ayer un llamamiento a la comunidad internacional para que intervengan en estas dos ciudades, desde las que llegan relatos de auténticas matanzas, que no pueden ser verificados porque la prensa no tiene acceso a esta zona del país.

La situación es también muy oscura en Trípoli, donde todavía no se conocen los detalles del ataque del lunes por la noche contra el cuartel general de Gadafi, a las afueras de la capital. Ya corren rumores sobre el paradero de éste, que habría dejado Bab al Aziza ante un posible ataque selectivo contra él, que ha sido rechazado por casi todos los miembros de la coalición, pero que no es descartable, en el momento que la residencia del coronel es también un importante centro neurálgico de su régimen. Allí mismo podría haber muerto uno de sus hijos, Jamis, conocido por liderar una de las unidades más sanguinarias de las fuerzas especiales libias, y que habría sido herido por un piloto desertor la semana pasada, según una página web del bando rebelde. Poco más que especulaciones pueden salir de Trípoli, donde el régimen se mantuvo ayer más callado que en los últimos días y donde anoche volvían a escucharse explosiones y los disparos de las baterías antiaéreas de Gadafi, presumiblemente contra aviones o misiles de los países aliados.

Éstos habrían alcanzado también la localidad de Sabha, en el desierto libio, a 700 kilómteros al sur de Trípoli, informaba Afp, uno de los bastiones de Gadafi y donde éste podría haberse refugiado, según las últimas especulaciones.


La Liga Árabe matiza las críticas
El secretario general de la Liga Árabe, Amr Musa, sorprendió el domingo cuando criticó el uso de la fuerza aliada amparado por la resolución 1973 y que había sido respaldada por la decisión unánime del organismo de establecer una zona de exclusión aérea. Veinticuatro horas después, Musa rebajó ayer el tono de sus valoraciones sobre la naturaleza de la misión de la coalición occidental y reiteró «nuestro respeto a la resolución del Consejo de Seguridad. No existe ningún conflicto, sobre todo si se confirma que no hay una ocupación o intervención sobre el terreno».