Bruselas

Apellido autonómico por Fernando de Haro

La Razón
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Obsesiva. La referencia de Bruselas a la necesidad de controlar el déficit de las comunidades autónomas se ha vuelto una auténtica fijación. Hace una semana, Olli Rhen, el comisario de Asuntos Económicos, en el discurso del Eurogrupo, lo primero que dijo de España es que tenían que controlar su desequilibrio. En el acuerdo del martes, en el que se nos daba un año más para reducir el déficit hasta el 3 por ciento, figura con claridad. Estaba también en la primera frase de las recomendaciones (que ahora son obligaciones), fijadas por la Comisión el pasado 20 de junio, que luego pasaron al Consejo Europeo. Los hombres de negro sólo piensan en lo que en jerga comunitaria se llama «measures at regional level», las medidas de nivel regional para controlar las cuentas. No hay papel en el que se escriba de España en el que no se hable del «desequilibrio de las regiones». La España de los toreros y de la gente que comía ajo, la que luego se llenó de «mujeres al borde de un ataque de nervios» y de movida, ahora tiene dos apellidos. Uno tiene buen sonido: «Tiki-taka». El otro nos lleva al desastre. Es pronunciar la palabra «Spain» en un fondo de inversión estadounidense, de esos que mueven realmente el mercado, y es empezar a hablar de las comunidades autónomas. No se sabe muy bien qué son pero sí que gastan mucho más que ingresan. La rebelión de seis de ellas en el Consejo de Política Fiscal y Financiera del pasado jueves sólo fue una escenificación política. Los consejeros saben que del mismo modo que Montoro obedece a los hombres de negro, ellos tienen que plegarse al ministro y a su 1,5 de déficit.