
Entrevista
Salman Rushdie: «La desesperanza es, sin duda, el mayor enemigo del arte»
El autor de «Los versos satánicos» conversa con LA RAZÓN tras su participación en las jornadas Metafuturo celebradas en Barcelona

Hace tiempo que la vida es diferente para Salman Rushdie. El ataque a cuchillazos del que fue víctima en agosto del año 2022 casi le arrebató la vida. Por eso, no podía resultar sorprendente el gran despliegue de seguridad que lo acompañó ayer a todas partes, como si se tratara de un jefe de Estado, durante su paso por Metafuturo en Barcelona. Sin embargo, de cerca, es el gran escritor que no ha perdido el buen humor y que conversó con este diario.
Parece obligado empezar preguntándole cómo se encuentra usted.
Le aseguro que estoy muy bien y contento de estar en Barcelona.
¿Ha sido la literatura la manera de hacer frente a todo lo que ha padecido en los últimos años?
Sinceramente, la literatura es lo que amo. Es mi manera de entender el mundo en el que vivo. La gente se siente bien haciendo lo que ama y a mí me hace sentir bien mi trabajo como escritor.
¿Hasta qué punto la literatura puede hacer mejor un mundo tan complejo y trágico como el que nos ha tocado vivir?
Siempre me cuesta reivindicar aquello que puede o no puede hacer la literatura. No sé si puede hacer que sea mejor nuestro mundo. Lo que sí sé es que puede generar placer en la gente que la lee, contribuir a la belleza y a que las personas se puedan entender mejor en este mundo, lo cual ya es mucho.
Ya que hablamos de entendimiento, ¿se siente optimista o cree que nos vamos al abismo en este planeta?
Precisamente antes de escritor fui estudiante de Historia y una de las cosas que se aprenden es que nada es inevitable, no hay nada que esté escrito en piedra. Justamente la constante de la Historia es el cambio. Puede que estemos viviendo tiempos ciertamente algo oscuros, pero no hay nada que indique que deba ser siempre así. Vendrán tiempos mejores. Le digo esto y pienso que tal vez mis palabras puedan sonar estúpidamente optimistas, pero, aun así, eso no quita que podamos tener un mejor futuro.
¿Cómo contempla que la extrema derecha está subiendo en Europa dentro de ese optimismo del que habla?
Por eso le comentaba que podría sonar estúpido mi optimismo (risas). Sin embargo, el pasado año, mientras viajaba para promocionar mi libro «Cuchillo», en muchos de esos lugares me dijeron que la gente joven se estaba radicalizando hacia la extrema derecha, tanto en Alemania, como en Francia o Reino Unido, donde recientemente tuvo lugar una manifestación de 150.000 personas contra la inmigración. Sí, es preocupante, aunque las cosas volverán a cambiar. No hay nada que indique que esto será siempre así, aunque, sin duda, hay un poder de influencia que está experimentando la gente joven.
La palabra optimismo está apareciendo mucho en esta conversación, algo que parece que no se llevó consigo el atentado que sufrió, como tampoco las ganas de escribir.
En primer lugar le diré que estoy vivito y coleando, lo que en sí mismo ya es bueno. En segundo, esta es una profesión buena. Resulta positivo tener la misión de que otros te lean. La literatura es una práctica que requiere mucho tiempo, una energía intelectual intensa, porque debes pasar mucho tiempo trabajando en eso cada día... Así que si tuviera que partir de la desesperanza sería imposible enfocarse. La desesperanza es el mayor enemigo del arte.
¿Le preocupa el papel que pueda tener la inteligencia artificial en la literatura?
Ya veremos qué pasa. Como escritor no estoy demasiado preocupado porque lo que no tiene es originalidad. Puedes alimentar su memoria, su corpus con todas las obras, pero no hará nada original porque lo que hace será un texto que no será otra cosa más que un plagio. Se hizo un experimento preguntándole al Chat GPT para que escribiera unas páginas al estilo de Salman Rushdie. El resultado final fue desastroso.
¿Qué hay en la actualidad en su mesa de trabajo?
Acabo de terminar un libro titulado «The Eleventh Hour», aún no traducido en castellano y catalán. Son tres relatos y dos historias cortas. Hacía 31 años que no escribía un libro así.
¿La ficción es su refugio tras tanta realidad, tras lo que ha padecido?
Soy ante todo un escritor de ficción. Sí, he escrito sobre mí dos libros [se refiere a «Joseph Anton» y «Chuchillo»], pero creo que ya es suficiente. Soy un autor de ficción, es lo que he querido hacer siempre.
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