Buenos Aires

Santa Claus reparte risas en Sitges

Debe de ser que los malos tragos con humor saben mejor. O, sencillamente, que las dos comedias presentadas ayer en el Festival de Sitges fueron «lo» mejor del día.

Cartel de la película Rare Exports. A Christmas Tale
Cartel de la película Rare Exports. A Christmas Talelarazon

Mejores sin duda que la angustiosa violencia sin sentido ni desarrollo argumental de «Secuestrados», un prescindible largometraje del español Miguel Ángel Vivas presentado en el apartado oficial sobre una familia asaltada en su chalet por tres atracadores. Aparte de un injustificable tongo de guión al comienzo –pecata minuta–, esta prima lejana española de «Funny Games» no tiene encanto ni interés: es, tan sólo, hiperrealismo salvaje, hora y media a vueltas con la tragedia que sobreviene a un matrimonio de clase alta y su hija en la primera noche en su nueva casa.

Mejoró mucho la jornada con una redonda gamberrada finlandesa a concurso en la Sección Oficial: «Rare Exports. A Christmas Tale». Los habitantes de un pueblecito lapón van a descubrir que Santa Claus existe de verdad y no es el tipo agradable de los anuncios: tendrán que echarle coraje e imaginación, ayudados por un valiente crío, para solucionar un problema que llevaba enterrado siglos y que unas extracciones sacan a la luz.

Divertida, con mala leche, tenebrosa como los nórdicos vienen siendo últimamente en el cine y la literatura, pero sin tomarse en serio a sí misma, la cinta de Jalmari Helander es la puesta de largo de sus dos cortos precedentes sobre el mismo tema.

«Fase 7», del argentino Nicolás Goldbart, también se sirvió del humor para arrancar aplausos del Auditori: historia del subgénero de epidemias víricas, opta por abandonar lo apocalíptico para confrontar a una comunidad de vecinos en Buenos Aires con sus envidias, rencores, paranoias y tópicos, vigentes incluso cuando el mundo se desmorona. Aislados, en cuarentena, una parejita de libro –él algo dejado, ella algo mandona– que espera un hijo, asiste a una batalla vecinal en la que Federico Luppi da vida a un peligroso e hilarante septuagenario. Algún detalle gore y mucho humor negro se revelan como una efectiva combinación.


 
La decepción: John Carpenter
Fuera de concurso, se presentó una mera curiosidad: «The Ward», de Carpenter, no pasa de ser una historia convencional de sustos psicológicos con final previsible ambientada en un pabellón psiquiátrico femenino: denle a un director con callo una chica muerta vengativa y alguna tormenta y tendrán un producto listo para estrenar, pero indigno del autor de «La cosa».