Feria de Málaga

La Quinta vendió muy caras sus orejas

La Razón
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No puso las cosas fáciles a los matadores la corrida de La Quinta. Toros vareados, escurridos de cara, serios y ofensivos. Duros, correosos, ásperos y casi todos complicados en la tercera de San Jaime.

Ya el primero de la tarde dejó claras sus intenciones desde el principio, mostrando un pitón derecho con mucho peligro. En el último tercio, su poca fuerza le llevó a pararse y, siempre quedándose bajo la muleta, terminó imposible. Dejó estar mucho más el cuarto, también más cómodo, aunque sin terminar de emplearse. Por el lado derecho, José Calvo pudo torear con largura y parsimonia, sin que hubiese conexión al natural en una labor un tanto desordenada, pero en la que volvió a dejar ver sus buenas maneras.

Tomás Sánchez emborronó con el verduguillo una muy dispuesta faena a su primero, al que llevó con cierto temple y facilidad aparente en redondo sin plantearse nunca probar con la zurda. El quinto supuso otro duro examen para un diestro que torea tan poco.

Alberto Aguilar no estuvo cómodo con el tercero, siempre con la cara alta y revolviéndose con rapidez. Se mostró mucho más acoplado con el sexto, el de mejor son y posibilidades de toda la función, pero al que mató de otro bajonazo.

Tercera de la Feria de San Jaime. Se lidiaron reses de La Quinta, bien presentados, serios, difíciles y complicados. José Calvo, silencio y oreja; Tomás Sánchez, silencio con aviso y ovación; y Alberto Aguilar, silencio tras aviso y oreja con petición de la segunda. Un tercio de entrada.