Literatura

Estreno

El testamento de Shakespeare

La novela de César Vidal «La noche de la tempestad» llega a Karpas Teatro adaptada por Manuel Carcedo

Los actores Nerea Rojo y Alberto Romo, en un momento de la obra
Los actores Nerea Rojo y Alberto Romo, en un momento de la obralarazon

Por si fueran pocos los enigmas en torno a la figura de ese monstruo de la literatura que fue William Shakespeare, la apertura de su extraño y desconcertante testamento no desentonó con el resto de su vida. La familia escuchaba perpleja la lectura de su última voluntad: todo el legado del escritor era dejado en herencia a su primogénita Susanna, mientras que su mujer y el resto de la familia sólo recibían restos sin importancia. Incrédulos se preguntan cuál ha podido ser la causa de semejante decisión. Sólo hay una persona que puede saber lo ocurrido, un actor amigo de Shakespeare que, en una noche de tempestad, va revelando clandestinamente el secreto a la heredera. Es el hombre vestido de verde, a cuya casa ha acudido Susanna. Ésta es la trama de la novela del escritor César Vidal en su libro «La noche de la tempestad», que leyó Manuel Carcedo y vio claramente en ella una posible adaptación a la escena: «Me hizo verlo la calidad dramática del personaje de la hija y el histrionismo del hombre de verde. Según leía la obra, yo los veía en el escenario, las imágenes que yo viví eran el escenario». Esa es la novedad de la obra, puesto que el argumento se mantiene fiel al original. «Quiero representar mi percepción personal, lo que yo vi al leerla».

Biografía y acción
El hecho del que parte, el testamento, es real, y, desde él, Vidal va novelando la historia en un recorrido por las principales obras del dramaturgo. En la lectura que hace Susanna aparecen mezclados datos biográficos y ficción y poco a poco va descubriendo quién era realmente su padre. La protagonista es una hija que queda sorprendida, como todos los demás, por un padre al que no ha conocido, con el que no ha tenido trato. Según Carcedo, «esto es lo sorprendente, la primera extrañada es la hija y de ella nace una especie de catarsis, una transformación según avanza en su lectura. Le achaca que nunca le ha hecho caso y ahora le deja todo y todo se desvela a través de un personaje que no se sabe si es real o es ella misma». Una trama que confunde dónde acaba la realidad y dónde comienza la ficción, que roza lo onírico. En palabras del director: «Es un paralelismo con William Shakespeare. En esa mezcla de hechos reales y ficticios, Susana comprueba que su padre ha ido reflejando en sus obras lo que realmente sentía por ella y por la familia. Cuando lee ‘‘La tempestad'' descubre que no era el monstruo que pensaba, que sí ha vivido preocupado por ellos. Se ve reflejada en Miranda, hija de Próspero, con quien tuvo que partir hacia el exilio en una isla desierta». Sin embargo, para Carcedo surge un interrogante, una duda: «¿Llega por sí misma a esa conclusión leyendo las obras, o ha sido la revelación de un personaje misterioso? ¿Es una tormenta real o es interior?».

Gran intensidad dramática
 Todo este entramado proporciona a la obra una gran intensidad dramática. El director-adaptador ve en la protagonista «un personaje de mucha profundidad, muy volcado hacia dentro, al interior». Por contraste, en el hombre vestido de verde ve «mucha fuerza. Es un actor histriónico, muy atrayente para el espectador». E insiste en remarcar esa calidad y ese histrionismo por lo difícil del trabajo para los actores: «Realizan una labor tremenda. Son una hora cuarenta y cinco minutos con dos personajes hablando constantemente, un texto denso con diálogos muy largos y difíciles que requieren un gran esfuerzo físico y psíquico. Para ellos no es una obra fácil, es un reto». Son Nerea Rojo, Alberto Romo –hombre de verde– y Gonzalo Gordon –John, marido de Susanna–. En cuanto al montaje, «no me ha resultado difícil de adaptar, la lectura me llevaba sólo, seguía la voz y me iba fluyendo. Es más difícil cuando es un encargo», dice Carcedo, que juega en todo momento con la idea de si es sueño o es realidad. «El espacio es el mismo para todas las estancias, todas son iguales. El espectador percibe así la sensación de lo onírico, de lo fantasmagórico, no se sabe si lo que ve es real o irreal». Un enigma que se sumerge en las eternas pasiones del ser humano: los celos, el amor, la venganza, la ira, el rencor, la codicia… Esas en las que Shakespeare fue maestro porque supo ahondar en ellas como nadie.


Doce años en una isla
Última obra teatral escrita en solitario por William Shakespeare (1564-1616), «La tempestad» pertenece a la serie de piezas de este autor que funden el ámbito de lo real con lo mágico y lo maravilloso. La trama gira en torno a Próspero –duque y mago, quien, traicionado y depuesto, tiene que exiliarse, con su hija Miranda, en una isla desierta en la que pasará doce años– y su relación con el genio Ariel y el bestial Calibán, personajes todos que se cuentan entre las grandes creaciones del dramaturgo. El examen de la relación entre realidad y ficción –«estamos tejidos de idéntica tela que los sueños»–, así como entre el hombre y mago y las criaturas a las que libera, pero también somete, otorgan a «La tempestad» un lugar entre las obras más universales del autor inglés. 


- Cuándo: a partir de hoy.
- Dónde: Karpas Teatro. Santa Isabel, 19. Madrid.
- Cuánto: 14 euros.