Estreno

Terapia de noche con Gabino

Gabino charla con casi 50 personajes en esta celebración de la amargura de la vida
Gabino charla con casi 50 personajes en esta celebración de la amargura de la vidalarazon

Gabino Diego es a veces sólo Gabino. «Es un personaje que se ha ido construyendo durante años», dice el actor sobre su trasunto, que ha pasado ocho años congelado y vuelve con su pose de «clown» ingenuo y toneladas de ternura para hacer inventario de fracasos. «En todas las comedias que he hecho mi personaje ha tenido algo de dramático, algo que hace daño, a él o al público», cuenta sobre personajes atolondrados como los de «Amanece que no es poco», «Belle Èpoque», «El rey pasmado» o «Torrente», ejemplos de sus tres décadas de carrera en el escenario.


«Irritantemente soso»
Al actor le interesa «cuando el humor parte de lo doloroso, porque tiene mucho de terapéutico», veta que explota en su espectáculo «Una noche con Gabino», que durante ocho semanas y desde hoy vuelve al Teatro Maravillas tras una larga gira por España. Y no crean que no sigue su propia prescripción. Igual que hace 20 años, repite de memoria ante el público las críticas que le regalaron en el comienzo de su carrera como actor. Y recita: «El gran fallo del film, tan fácilmente evitable, es la elección del adolescente Gabino Diego. Un joven sin gracia física, y con una naturalidad irritantemente sosa para el personaje central de la película». Todo empezó por consejo de su maestro, Fernando Fernán-Gómez, «y lo curioso es que esa crítica se publicó en una revista que años después me concedió el premio al mejor actor, y pude leerla al recogerlo», dice entre risas, ahora, que es amigo del crítico y es él quien «está aburrido de escuchar lo que escribió».

El espectáculo, así, es sólo Gabino contando sus pequeñas miserias. «El 50 por ciento soy yo, el otro es ficción. Y Gabino va buscando el hilo de su vida y, por el camino, se encuentra a su abuela, a un yonqui de su barrio, a Fernán-Gómez, a Jorge Sanz. Mi abuela aparece como un homenaje a las abuelas, que entienden mejor a los nietos que sus padres». Y Gabino sigue siendo un niño, pero con muchos sueños truncados y muchos kilómetros en las zapatillas. «Vuelvo al teatro porque es como una madre, que siempre te acoge. Y su emoción no se puede piratear».


El desamor y los políticos
En la nueva versión del montaje hay más políticos. Salen Aznar, Rajoy, Zapatero, Chávez, Castro, Obama... «porque a algunos se me da bien imitarlos», asegura. ¿Y qué dicen? «Hablan de las desastrosas consecuencias que provoca Gabino al enamorarse».