Barcelona

El rechazo masivo a los recortes golpea la recta final de campaña

No eran tantos como los que llenaron el viernes el Camp Nou para celebrar la Liga, pero los suficientes como para colapsar el centro neurálgico de Barcelona. La sociedad catalana mostró ayer de forma tajante su rechazo al tijeretazo social que plantea el Govern a ocho días de la cita en las urnas municipales.

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Cierre de quirófanos, más horas de trabajo para los maestros o listas de espera que se engrosarán hasta poder ser operado. Éstos son algunos de los múltiples recortes a los que se hará frente en los próximos meses si el guión sigue su curso tal y como está previsto.
Si justo hace un mes más de 10.000 trabajadores del sector de la enseñanza y de la sanidad inundaron de batas blancas y pitidos las puertas del Palau de la Generalitat, ayer le tocó el turno a la sociedad civil para mostrar su apoyo a los servicios públicos. Asociaciones de vecinos, jueces, veterinarios, ONG, jubilados o viudas formaban parte de las 200 entidades sociales que, junto a los sindicatos, lograron reunir a más de 40.000 personas (30.000, según la Guardia Urbana y 250.000, según los organizadores) por el centro de Barcelona. Una marea humana que colapsó buena parte del centro bajo el lema «¡Basta de recortes! Defendamos los derechos públicos».

Teniendo en cuenta que la inesperada y masiva asistencia de la protesta del 14 de abril en la plaza Sant Jaume obligó a recular a Artur Mas en algunas de sus propuestas –decidió aplazar algunas medidas–, las esperanzas de los manifestantes ante el poder de convocatoria de ésta última estaban tocando techo. «Después de esta manifestación, la Generalitat estará obligada, a escuchar el clamor y rectificar los recortes», indicó esperanzado el secretario general de CCOO, Joan Carles Gallego. Otro que pidió «tomar nota» de la protesta en los despachos de la plaza Sant Jaume fue el secretario general de UGT, Josep Maria Álvarez. Los ánimos estaban encendidos. La alta participación obligó a fragmentar posiciones. A las 10.30 horas, la plaza Universitat estaba hasta los topes de manifestantes de la federación de Enseñanza de UGT y CCOO. Unos metros más adelante, en plaza Cataluña, los padres de la pública protestaban contra el recorte de la sexta hora; en plaza Urquinaona, el sindicato Ustec abarrotaba la calzada y la Via Laietana ya estaba llena de otros manifestantes de diferentes entidades. La marcha tuvo que iniciarse cerca de Jaume I debido a la alta participación.

Sin recursos
Mientras el resto entonaba «¿A qué mutua vas Artur Mas?», Pilar y Carolina, compañeros del sector sanitario, lamentaban su situación actual. «Llevo 20 años trabajando en el hospital de Viladecans y nunca hemos estado así. Han dejado de contratar a 11 personas, hay una planta con 28 camas cerrada y dos quirófanos sin abrir», explicó Carolina. Maria, maestra de un colegio público de Poble Nou también indicó las consecuencias del tijeretazo: «Pasaremos de 25 a 27 alumnos por clase y perderemos a dos profesores y las aulas de acogida, es un desastre», apuntó entre pitidos. Nadie olvidó que estamos en la recta final de la campaña y que muchos votos siguen en juego. Entre los asistentes, dos de los alcaldables, Jordi Portabella (ERC) y Ricard Gomà (ICV), así como rostros conocidos del PSC –alcaldes de Cornellà y Hospitalet– y también dos diputadas del PP. Pese a la multitud, Artur Mas afirmó que es «muy fácil quejarse» y pidió «responsabilidad a los sindicatos». La petición llegaba tras advertir de que «mantendrá el rumbo» de los recortes. Duran criticó a las agrupaciones por una manifestación «pro-tripartito» que busca dar «oxígeno» al PSC. El alcalde Hereu, que no estuvo presente pero quiza vislumbró un tanto político clave ante las urnas, quiso felicitar a los participantes por el claro «mensaje lanzado». Queda por ver si el «mensaje» se refleja en las papeletas del 22-M.