Asia

Somalia

Al Qaida arraiga y gana cada vez más posiciones en el mundo islámico

La desestabilización de Pakistán aparece en el horizonte como la mayor amenaza para la estabilidad mundial.

PULSE EN «DOCUMENTO» PARA DESPLEGAR EL GRÁFICO A SU TAMAÑO
PULSE EN «DOCUMENTO» PARA DESPLEGAR EL GRÁFICO A SU TAMAÑOlarazon

MADRID- «En Somalia está surgiendo un movimiento islámico sin precedentes, y esto es algo que no debemos subestimar, ya que no se desintegrará inmediatamente después de asumir el poder».

La frase que acaban de leer pertenece a Jan Abbink, un experto holandés en asuntos africanos, y fue pronunciada, como advertencia, el 26 de junio de 2009. Pero en aquella fecha, no tan lejana, aún se discutía si el movimiento islamista Al Shabab respondía a la vieja dinámica de clanes, que ha llevado a la disolución de Somalia como estado, o podía considerarse la avanzada de un nuevo frente de batalla islámico en el mundo.

Y, de pronto, sólo un año después, la capital de Uganda, Kampala, era blanco de un triple ataque terrorista de origen somalí que dejaba 74 muertos y cientos de heridos.

La matanza la reivindicó Al Shabab, como ha reivindicado las lapidaciones públicas en la ex colonia italiana, los asesinatos de periodistas y, por supuesto, las diversas ofensivas que le han llevado a dominar dos tercios de la capital, Mogadiscio, pese a las tropas internacionales, ugandesas y de Burundi, que defienden al débil Gobierno provisional.

Hoy, en efecto, lo opinión de Jan Abbink puede considerarse una obviedad, pero fue discutida en su momento. El caso es que en Somalia se ha repetido, punto por punto, el mismo mecanismo de expansión típico del movimiento de Al Qaida: se aprovecha la existencia de una célula local, se la refuerza con armas, voluntarios y especialistas extranjeros y se la convierte en el factor político-religiosos dominante.

Un proceso similar, en el que las dudas siempre caen del lado occidental, se ha dado en el Magreb. Ahora nadie pone en duda que AQMI («Al Qaida para el Magreb Islámico») se ha convertido en un actor determinante, pero tanto en 2002 como en 2005 se pusieron en cuestión los planes de Washington para asistir militarmente a los países del Sahel. Aunque se había detectado la temprana presencia de los yihadistas, no se pudo impedir que en 2007 completaran el ciclo. En este caso, la base local fue el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, argelino, que había llevado el peso de la lucha terrorista contra el Gobierno deArgel.

Hoy, hay nuevas advertencias de la infiltración de Al Qaida en terrenos muy abonados por largos conflictos y en los que existen movimientos regionales o locales de gran implantación. El Cáucaso, la Península Arábiga, el Delta del Níger aparecen regularmente en los informes y análisis estratégicos como puntos a vigilar. También alarma la virulencia que está adquiriendo en Pakistán la secular batalla entre suníes y chiitas.

Reflexionaba sobre estos asuntos tras leer algunas de las furibundas reacciones con las que se recibió la intervención de José María Aznar en el Jerusalén. Y, sin embargo, la búsqueda de datos recientes parece abonar la tesis de que el terrorismo islamista, lejos de retroceder, avanza. En julio de este año han muerto 1.060 personas en atentados con el sello de Al Qaida. Sólo en la semana del 14 al 20 de agosto, fueron 232 las víctimas mortales de sus bombas.


Ashtiani podría volver a ser azotada
La iraní condenada a muerte por adulterio, Sakineh Mohammadi Ashtiani, va a recibir 99 latigazos en prisión por «difundir la corrupción y la indecencia» a raíz de la publicación de una fotografía aparecida primero en el diario «The Times» en la que aparece sin pañuelo, según aseguran su familia y su abogado, que citan a antiguas presas de la cárcel en la que se encuentra Ashtiani, la de Tabriz. La fotografía, publicada el pasado 28 de agosto, en realidad no es de Ashtiani, sino de otra mujer.