Caso Campeón

El juez ordenó las escuchas para evitar que la «trama Gürtel» evadiera dinero

Declara en el TS que los imputados presos querían sacarlo fuera de España 

La Razón
La RazónLa Razón

Por tercera vez en los últimos ocho meses, el juez Baltasar Garzón acudió ayer al Tribunal Supremo (TS) para defender su labor como instructor. En este caso, explicó al magistrado Alberto Jorge Barreiro por qué ordenó intervenir las comunicaciones en prisión a varios procesados del «caso Gürtel» y a sus abogados, una actuación que le ha valido una querella por los delitos de prevaricación y contra las garantías de la intimidad (la tercera que afronta en el Alto Tribunal).Durante cuatro horas de comparecencia, Garzón defendió su decisión y negó que incurriese en prevaricación, como mantiene el abogado (y ex fiscal de la Audiencia Nacional) Ignacio Peláez, defensor del empresario José Luis Ulibarri, imputado en el «caso Gürtel» e impulsor de la querella. El juez de la Audiencia Nacional justificó su orden de intervención de las comunicaciones en su afán de evitar que la trama del «caso Gürtel» presuntamente liderada por el empresario Francisco Correa intentara blanquear el dinero fuera de España. Para el magistrado, se habían producido movimientos de dinero y resultaba lógico pensar que los imputados en prisión utilizasen a sus abogados como enlaces para acelerar esas gestiones.No contestó a las acusacionesGarzón –que se negó a contestar a las preguntas de las acusaciones, los abogados de Ulibarri, Correa y de su supuesto «número dos», Pablo Crespo– insistió en que esas escuchas en prisión eran la «única vía» para impedir que el dinero de la trama saliese fuera de España. En ningún caso, recalcó, pretendió conculcar el derecho de defensa de los afectados.Igualmente, el titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional defendió la prórroga de las intervenciones (que posteriormente también avalaría el instructor del caso en el TSJ de Madrid, Antonio Pedreira), una decisión, recordó, que respaldó la Fiscalía.Al terminar la comparecencia, el abogado de Ulibarri aseguró que Garzón «no ha dado unas explicaciones muy convincentes, así que creo que el asunto seguirá adelante». Peláez añadió que el magistrado no fue capaz, en su opinión, de «explicar por qué no desglosó de la causa» las conversaciones intervenidas que afectaban al derecho de defensa de los imputados.El letrado lamentó también a las puertas del Supremo la actitud del Colegio de Abogados de Madrid, que tras anunciar que se querellaría contra Garzón finalmente no lo hizo. «Me hubiera gustado no haber sido yo el que tuviera que poner la querella, sino que lo hubiese hecho el Colegio de Abogados, pero no ha sido así».Las escuchas ordenadas por Garzón fueron declaradas ilícitas por el TSJ de Madrid por vulnerar el derecho de defensa.

 

A ritmo de mariachisCuatro mariachis amenizaron la comparecencia de Garzón a las puertas del Supremo. Contratados por el programa de televisión CQC, no llegaron a tiempo para recibir a Garzón. Esta vez, sólo media docena de incondicionales respaldaron al magistrado enarbolando banderas republicanas y una consigna: «No te rindas». Los mariachis, a lo suyo, intentaban con una ranchera hacer llegar su apoyo al juez. «La derecha no me quiere/y algunos jueces no me entienden/pero sigo siendo el juez», cantaban. Pero, finalmente, se quedaron con las ganas de cantarle en vivo al magistrado. Al término de su comparecencia, Garzón y su abogado, Francisco Baena Bocanegra, salieron del Tribunal Supremo por la puerta principal y dieron esquinazo a los mariachis.