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Jaime Mayor Oreja

Ussía: «El carisma para el torero No para el político»

Alfonso Ussía analiza con sátira el panorama político actual

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Hay que decirlo. La tertulia de San Isidro ayer, en el Café de Oriente, fue una astracanada. Obra: «El humor y la política». Autor: Alfonso Ussía. Protagonistas: los políticos. Público: admiradores y allegados del escritor y periodista, tales como Monty Parera; directora de LA RAZÓN en Cataluña, Juan Carlos García; director comercial de BMW, Estanislao Masia, Ana de las Heras; directora de Lavinia, los publicistas Ramón Vila y Alejandro Ruiz–Chitty y Paco Cabranes; dueño de la joyería Cabranes.

El autor, que cultiva la sátira como copista y tertuliano, representa a la perfección el pensamiento de Horacio: «A menudo el humor zanja mejor y más tajantemente que la seriedad las cuestiones serias».

«¿Quién es el primer ministro de Luxemburgo?» Miradas hacia los lados, de repente la servilleta se ha caído al suelo... «Yo tampoco lo sabía, pues resulta que es un político magnífico. Y nadie lo conoce». Ussía defendió así que un presidente ha de ser un eficiente gestor. «El carisma, para el torero». Así pronoticó que Mariano Rajoy sería un buen presidente del Gobierno. «Rajoy es un conciliador. Fíjate que muchos se han metido con él dentro del partido, y siempre ha aguantado estoicamente».

Entre plato y plato los comensales le plantearon celebrar unas primarias. Ussía se mostró rotundo en su negativa: «Soy partidario de unas elecciones antes de tiempo, pero no de unas primarias porque dividen al partido. La diferencia de España respecto a EEUU es que allí cuando gana un candidato se le arropa hasta el final. Aquí, no».

Comentario que nos trajo un personaje a la mesa. El caudillo. Francisco Franco. «Un listo con poder». Para ilustrar la afirmación, Ussía no dudó en mencionar al político Alejandro Rodríguez de Valcárcel, «La última persona que saludó a Franco al estilo fascista». Según el periodista, estando el caudillo en su despacho, con una pila de expedientes encima de la mesa detrás de la que apenas se le veía, Valcárcel entró en las dependencias del Pardo. Metió un pie por debajo de la alfombra, dejando el otro encima, y al tropezar se agarró a la cortina y cayó con todo al suelo. «Lo único que veía Franco era un monstruo moviéndose dentro de la alfombra». Ante las carcajadas de los invitados, Ussía tuvo que interrumpir la historia. «Franco ahí estuvo comprensivo, únicamente le indicó que volviera al día siguiente porque claramente no estaba para «ná», ironizó.

Tras un análisis sobre la evolución de España en cuestión de derechos humanos, Ussía no se resistió a otra anécdota: «Los hay que cuesta defender, como la virilidad de uno». Miradas expectantes. «Cuando Jaime Mayor Oreja era ministro de Interior, hubo un secuestro de un avión marroquí , en el que viajaban cuatro españoles. Cuando le llamó el ministro de Exteriores marroquí diciéndole que los pasajeros estaban fenomenal, Jaime, que apenas había dormido media hora, le contestó: «Merci beacoup, mon amour. En lugar de mon ami».

A más de a uno se le atragantaron las alcachofas en salsa verde con almejas que todos degustamos –menos a Ussía, que, siendo fiel a sus costumbres, optó por los huevos rotos con patatas–.

Analizando la gestión política llevada a cabo por el Partido Popular durante el mandato de Aznar, el escritor tampoco se cortó al afirmar que las elecciones de 2004 no debieron celebrarse. «En España ha habido dos golpes de Estado, el del 23–F y el del 11–M. Desde el momento en que Rubalcaba dijo, en pleno periodo de reflexión, que España no se merecía un partido que miente».

Según Ussía, posiblemente el PSOE tenga un peor resultado que el que se desprende de las encuestas. «Tenemos un país cuyos más altos representantes de la Justicia han abierto las puertas al terrorismo, en contra del 75% de la sociedad. Y Estados Unidos tiene una Justicia en la que una camarera negra de un hotel, con el apoyo del 70% de la gente, mete en la cárcel a un máximo mandatario del FMI».

Y con el postre, un contratiempo. El pitillo. «La ley antitabaco ha terminado con la sobremesa española», comentamos. El Café de Oriente lo arregla: en seguida nos trasladamos a la terraza. «Lo que no puedes hacer es prohibir el tabaco y luego meterte en el bolsillo el 85% de los beneficios», opinó Ussía. «Sinvergüenzas. España es país de puro y copa».