IU bendice los recortes de la Junta y se encierra contra los de Rajoy

SEVILLA- IU tiene la habilidad de hacer lo contrario de lo que predica. Muchos de sus cargos públicos acatan la Constitución «por imperativo legal», pero no renuncian a los privilegios que el Estado les brinda cuando acceden a un cargo público. Ahora, con los recortes, toma fuerza el doble discurso: rechazo a los ajustes presupuestarios, pero los asumen por «lealtad institucional».

IU tiene que hacer frente a este difícil equilibrio en la Junta de Andalucía. La administración autonómica tiene que equilibrar su Presupuesto con el apoyo parlamentario de la coalición de izquierdas, que ha votado a favor, por ejemplo, del recorte salarial de los empleados públicos. Sin embargo, culpan de este estado de necesidad al Ejecutivo central y a Mariano Rajoy. De nuevo, una decisión «impuesta» que asumen sin estar de acuerdo. Pero la legitiman con su voto.

Esta incoherencia ha provocado discrepancias entre las bases del partido. Para reforzar la cohesión interna, IU organiza actos de movilización y protestas. El de ayer, uno más: encerrarse en el Parlamento de Andalucía para reclamar «una rebelión democrática contra los recortes». En un comunicado, el portavoz del Grupo en la Cámara, José Antonio Castro, acusó al Ejecutivo de Rajoy de «machacar a la clase trabajadora y al conjunto de la población que ya ha sufrido múltiples recortes, que no van a servir para mejorar la situación».

El acto de protesta concluirá hoy, minutos antes de que se debata en el Parlamento el decreto-ley de los últimos ajustes del Gobierno central. Durante el día de ayer, diputados y cargos de IU se pasaron por sede parlamentaria para mostrar su apoyo. Entre otros, el vicepresidente y consejero de Política Institucional y Administración Local, Diego Valderas, y la consejera de Fomento y Vivienda, Elena Cortés.

Desde el Gobierno andaluz, ningún reproche a su socio en el bipartito. El portavoz Miguel Ángel Vázquez aseguró que la acción es «absolutamente legítima» ante unos recortes «injustos y no equitativos». Atrás quedaron las llamadas al consenso y al diálogo que reclamaron Griñán y Zoido.