Badajoz

El padre de Helena cede a la presión y entrega a su hija

Desde ayer, la joven obligada a prostituirse en Badajoz está tutelada por la Comunidad de Madrid

Chabola del vigilante donde supuestamente llevaban a la niña para prostituirse
Chabola del vigilante donde supuestamente llevaban a la niña para prostituirselarazon

No querían perder a su hija. Los padres de la joven Helena se llevaron a la menor con su hermana para alejarla de todo el revuelo mediático e institucional. Por eso los servicios sociales no consiguieron localizar por tres veces a esta familia azotada por el drama más sórdido. Cuando saltó la noticia de su desaparición, la familia debió ponerse a pensar qué hacer. Ya sabían que se había acordado que la custodia de Helena fuese de la Comunidad de Madrid. Si se presentaban ante cualquier autoridad, la joven abandonaría a su familia más cercana y pasaría una temporada alejada de ellos.

Tras analizar la situación y mientras todos los medios seguían dándola por ilocalizable, el padre de la adolescente se decidió a hacer acto de presencia en el Instituto del Menor y la Familia del Gobierno regional. Fue solo. Sin Helena, y con una idea clara en la cabeza: no querían perder la custodia de la joven.

Los representantes del Instituto del Menor entonces le ofrecieron hablar con calma y explicarle con sumo detalle en qué consistía la tutela. Con los informes de los servicios sociales del Ayuntamiento de Madrid en la mano, la reunión se alargó, pero todavía el padre de Helena no lo veía claro. Como es lógico y tras la situación tan fuerte de estrés y pánico que ha tenido que vivir la pequeña, ningún progenitor quiere dejar de arropar y apoyar a su hija.

Claro que las opciones de sus padres tampoco eran variadas, no podían estirar mucho la situación con la policía encargada de localizarles y unos informes psicosociales nada halagüeños. El futuro de Helena se había decidido el 10 de diciembre en una comisión de tutelaje y ya poco se podía negociar.


Luchará por la custodia
El padre, poco a poco, debió de ir entrando en razón. Quizá incluso para él era difícil tratar a una hija que ha pasado por semejante calvario. Los profesionales y la atención personalizada que le ofrecían tampoco eran la peor de las opciones. Ellos mismos, también destrozados y en estado de shock tras lo ocurrido necesitan apoyo.

Con todo eso en la cabeza, el padre de Helena debió de consultar con la madre y amigos y ayer al mediodía, entregó a la joven a la Comunidad de Madrid. Decidía así colaborar en lo que era la decisión menos mala que tenía en el horizonte. Eso sí, no piensa dejar de luchar por tener a su hija en su casa sana y salva.

En cuanto el padre de Helena expresó su disconformidad con el resultado de la comisión de tutelaje, el Gobierno regional puso en conocimiento de la Fiscalía de Menores el hecho. Judicializar el caso puede que sea la mejor opción. Los informes psicosociales previos a la tortura de la pequeña Helena podrían variar una vez que sus padres se han percatado de lo peligroso de la fuga de su hija.


Seguir el protocolo
Si en ocasiones anteriores, las escapadas de la joven no habían tenido mayor importancia, la última cambió la vida de esta familia madrileña y puede que esta nueva situación modifique también el comportamiento y las relaciones familiares a las que estaban acostumbrados.

En cualquier caso, y según fuentes de la Comunidad, a la joven se la trasladó a un hospital público de la región donde se le realizó un chequeo y se mantenía, al cierre de esta edición, en estado de observación. Helena cuenta ahora con todo el apoyo de médicos y psicólogos que le ayudarán a intentar superar este duro trance.

Ingresar a los menores con estos precedentes en el momento en el que se asume la tutela es un protocolo que se activa inmediatamente. De momento, y tras el chequeo, la joven permanecerá ingresada hasta que se considere necesario.

Al no estar de acuerdo las partes implicadas, la Comunidad adquiere su tutela, aunque los padres se niegan. Se mantendrá bajo la custodia de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales hasta que un juez dictamine el futuro de esta chica de 15 años.

La macabra historia de Helena comenzó el pasado 3 de octubre cuando sus padres denunciaron en la comisaría de Chamartín su desaparición. Según la propia versión de la menor, fue un atractivo rumano de 22 años quien la engatusó y convenció para que huyera con él a un pueblo cercano a Mérida llamado Arroyo de San Serván.

Helena, posiblemente enamorada, dejó todo atrás y viajó hasta Extremadura con el que creyó amor de su vida y se convirtió en su captor y mayor pesadilla. Durante tres meses, la joven fue obligada a prostituirse y varios vecinos del pueblo se aprovecharon de la menor a cambio de dinero.


El juez decidirá
Un policía local oyó rumores en el pueblo y tras hablar con distintos «confidentes» se armó de valor y fue a buscar a Helena. Llamó a la puerta y uniformado pidió ver a la niña. Ella, lo abrazó, según él mismo ha contado. Era 4 de diciembre cuando pudo abandonar su cárcel y hablar con sus padres.

Tres días después, el Ayuntamiento pedía a la Comunidad que tutelase a la menor.

El 10 de diciembre la comisión de tutelaje del Gobierno regional decidía quitarle la custodia a los padres y el 13 iban a buscarla a su domicilio familiar. Al no encontrarla, pidieron ayuda a la Policía. Ayer, la entregaron y un juez decidirá su destino.


De héroe a villano
El policía local de Arroyo de San Serván (Badajoz) que liberó a Helena continúa de baja médica mientras crece la indignación en la localidad pacense por «el pago» que se ha dado a la labor del agente. De momento, ya le ha costado ser detenido por la Guardia Civil la pasada Nochebuena y está acusado de un presunto delito de revelación de secreto. Su futuro ahora es incierto. No obstante, cada vez son más los vecinos que opinan que el trato que se ha dado al agente tiene que ver con las malas relaciones que éste mantenía con el alcalde de la localidad, Juan Moreno. Su mujer acudió a la manifestación celebrada hace unos días con un cartel en mano en el que podía leerse: «Primero por mi marido, después por las personas buenas de mi pueblo».