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Emergencia en el «Titanic del aire»

Es una de las servidumbres de la fama. Por eso, aunque un fallo de motor no es nada extraordinario en el mundo de la aviación, el incidente sufrido ayer por un Airbus 380 abrió los telediarios y ocupará páginas enteras en los periódicos. El avión de pasajeros más grande del mundo, auténtica joya de la tecnología europea, lleva menos de cuatro años operando comercialmente y la competencia norteamericana, que ha perdido su tradicional supremacía en el diseño aeronáutico, lo observa con lupa.

Un avión Airbus A-380 de Singapore Airlines permanece en tierra en el aeropuerto de Zurich, Suiza, mientras revisan su motor
Un avión Airbus A-380 de Singapore Airlines permanece en tierra en el aeropuerto de Zurich, Suiza, mientras revisan su motorlarazon

La historia comienza ayer a las 9.30 de la mañana, hora local española. El gigantesco A380 de la compañía Qantas, que enlaza Londres con Sidney, acaba de cumplir su escala en Singapur y ha despegado sin incidentes. A bordo 459 personas, 26 de ellas miembros de la tripulación.

Cuando todavía no se ha apagado la señal de «cinturones abrochados», se escucha un enorme estruendo en el ala de babor que los pasajeros más próximos identifican como el sonido de una explosión. El aparato, sin embargo, apenas se mueve, todo lo más una leve sacudida. El silencio es absoluto en la cabina por lo que se escucha perfectamente como otro de los pasajeros con asiento de ventanilla, Rosemary Egardi, de 60 años, informa a la azafata más próxima de que ha visto «una humareda de color amarillo salir del ala». Y, aunque parece increíble, no hubo pánico alguno.

«Más que nada, estábamos conmocionados. Algunos habíamos visto como saltaban piezas del ala y de uno de los motores –relataba Tayle Wooster a la televisión australiana una vez pasado el susto– pero la tripulación se mantenía en su sitio, tranquilos, impecables». Incluso hay pasajeros que filman con sus móviles el motor destrozado. Por fin, se escucha al comandante dirigirse al pasaje: «Creo que todos ustedes se han dado cuenta de que tenemos un problema. Vamos a identificarlo y trataremos de solucionarlo lo antes posible».

«Regresamos a Singapur»

«Fue como un bálsamo», recordaba otro de los pasajeros. «Esa voz tan tranquila, como si lo que estábamos viviendo fuera algo habitual». Si no habitual, sí ensayado una y mil veces en los simuladores de vuelo. Dentro de lo poco frecuentes que son las averías en la aviación comercial, el fallo de un motor en vuelo entra dentro de lo previsible. De hecho, cada año se registran una treintena de incidentes de este tipo sin mayor trascendencia.

La segunda intervención del comandante fue para informar del procedimiento: «Hemos apagado el motor averiado. Regresamos al aeropuerto de Singapur. Durante un tiempo volaremos en círculo para desalojar el combustible».

Casi una hora y cuarto empleó la tripulación en vaciar los tanques. El queroseno, pulverizado, se perdió en el estrecho de Malaca. Gasto inevitable: un avión comercial no puede aterrizar con el mismo peso con el que ha despegado, y para un trayecto tan largo como el que debía realizar el vuelo de Qantas, llevaba muchas toneladas de combustible. La maniobra se cumplió de acuerdo al manual y no se produjo un solo herido en la evacuación.

Y, a partir de ahí, la polémica: de las cinco compañías aéreas que utilizan el A380, sólo los aparatos de Qantas y Singapore Airlines llevan motores Rolls-Royce como el averiado. Ambas, por supuesto, han dejado todos sus aviones en tierra, hasta que se lleva a cabo una revisión a fondo de los reactores, de acuerdo a las normas de seguridad. Con un aparato con tan pocos años de servicio (el primer vuelo comercial fue en 2007), y con sólo 37 ejemplares en vuelo, se suele ser mucho más exigente.

No hay que ocultar que el avión más moderno del mundo ya ha sufrido otro fallo de motor, que obligó a regresar al aeropuerto a un vuelo de Singapore Airlines, y que a otro aparato, también de Qantas, le estallaron varias ruedas durante un aterrizaje. Ambos incidentes, menores, se incorporaron a los estándares de seguridad.

Las acciones del fabricante europeo cayeron en bolsa, lo mismo que las de Rolls-Royce, ya que los inversores saben que Airbus, que es líder en venta de aviones comerciales, está encontrando algunas dificultades para colocar su «supergigante», que, entre otras cosas, desafía la actual concepción de las infraestructuras aeroportuarias. Aun así, el fabricante europeo firmó ayer un contrato de diez mil millones de euros con China para venderle 102 aparatos, aunque de otros modelos mucho más experimentados.

Sobre las causas del incidente, la investigación no ha hecho más que empezar. Normalmente, los fallos de motor se producen por la absorción de algún objeto tirado en la pista de despegue, por choque con aves de gran tamaño o por fatiga de materiales.

También la vibración puede provocar microfisuras en las palas de la turbina. En este caso está descartada la intervención del volcán Merapi, en la isla de Java, que lleva en erupción una semana. Ayer, los vientos del oeste mantenían la nube de ceniza volcánica alejada del espacio aéreo de Singapur.