España

Cuarto y mitad por Reyes Monforte

La Razón
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Cuando el dinero entra en asuntos delicados como la vida de una persona suele ensuciarlo todo y el fin más altruista se convierte en el más oscuro. Comerciar con la salud no puede traer nada bueno por mucho que se disfrace de comportamiento dadivoso y montar un tenderete en el que se negocie con la partes del cuerpo como rentable actividad de un mercado humano, mucho menos. Sin entrar en si la práctica de esta Fundación alemana es legal o no, algo en lo que supongo que las leyes de nuestro país y el Ministerio de Sanidad sí tienen la obligación de entrar, no suena demasiado bien que una decisión altruista y ejemplarmente generosa como es la donación de un órgano se convierta en un negocio, en una mera compra y venta de material. La concienciación popular que se viene haciendo en España desde hace años y que nos ha situado a la cabeza de los trasplantes en todo el mundo no puede ser sustituida por el cuarto y mitad de médula ósea, de corazón o de hígado. Una buena obra no puede transmutarse en un buen negocio, menos aún cuando de eso depende la vida de una persona. De todas maneras, convendría que la legislación española controlara más el asunto de las fundaciones. Algunos desalmados, amparándose en el buen corazón de la mayoría de las personas, se hacen de oro sin importarles las formas ni por supuesto el fondo. Ellos sí necesitarían un trasplante, pero de estómago.