Todos quieren a Moss

El «huracán Kate» volverá a soplar hoy con fuerza en París. Está previsto que asista al desfile de la firma española Mango para la próxima temporada otoño-invierno. Moss presentará el cortometraje que ha realizado con el fotógrafo de moda estadounidense Terry Richardson. Será una «colaboración puntual» con la marca. Otra de tantas, porque la top model no para. A sus 37 años, bate récords en número de campañas de publicidad contratadas. Y eso que en 2005, cuando el «Daily Mirror» publicó en portada la ya célebre foto de la modelo haciéndose una raya de cocaína en lo que pareció ser una encerrona, todo apuntaba a que la «última top model» se hundía. No fue así a pesar de que firmas como Chanel, Burberry o H&M rompieron sus contratos con ella. Pero, poco a poco, resurgió de sus cenizas y ha recuperado el puesto de la más deseada, buscada y contratada (su fortuna, estimada en 9 millones de dólares, es la tercera en la lista «Forbes» de las tops que más ganan, sólo por detrás de Giselle Bundchen y Heidi Klum).

«Es una excelente profesional, divertida, cariñosa y dispuesta a trabajar 10 horas seguidas sin rechistar», afirma el fotógrafo Gabriel Schkolnick, responsable de la campaña de publicidad con la modelo que la firma chilena Basement Farabella presenta esta temporada. A este trabajo hay que sumar otros tantos simultáneos con Balmain, para quien ha realizado una campaña on-line también en forma de corto, Dior (es imagen de sus barras de labios Addict), las italianas Liu-Jo y Vogue Eyerwear, la francesa Longchamp o para el joyero americano David Yurman. Y ahora, su colaboración con Mango. Ha desbancado a la mismísima Scarlett Johansson (que acaba su contrato con la firma catalana este verano) y, por supuesto, a las ya relegadas hace algunas temporadas hermanas Cruz, aunque oficialmente la nueva imagen para la campaña de otoño será la modelo brasileña Isabelli Fontana.

La top canalla
Hay quien se ha aventurado incluso a vaticinar que también Louis Vuitton contará con ella para su próxima temporada, pero no parece ser así, aun teniendo en cuenta que en el último desfile de la firma francesa, la top, fumando y con un aspecto algo descuidado, fue la estrella de su pasarela. Pero es que todos quieren a Kate, sea como sea. No ha vuelto a haber una como ella: rebelde, fresca, polémica, honesta consigo misma, natural (es la única treintañera que parece no haber sucumbido todavía al exceso de los tratamientos estéticos) y sin una vida modélica, como las de otras maniquíes más, lánguidas y edulcoradas como Claudia Schiffer, Elle McPherson o la misma Vodianova. Kate Moss, no deja indiferente. Ella sigue siendo la top canalla y provocadora por excelencia. Por eso todos la quieren. Por eso todos la buscan. Vuelve a ser, de nuevo, el turno de Kate.