España

Merkel defiende que la ayuda a la banca compute como deuda

Malestar entre varios líderes europeos por el «juego sucio» de la canciller contra España

Merkel defiende que la ayuda a la banca compute como deuda
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Bruselas- La canciller alemana, Angela Merkel, mostró ayer, al término del Consejo Europeo, su verdadera cara. Tras dos días de intensas reuniones en las que los 27 impulsaron las decisiones ya tomadas en junio, la mandataria expresó que su deseo es que no se aplique con efecto retroactivo la recapitalización directa de los bancos. «La banca española acaba de ser sometida a una evaluación internacional. Tiene unas necesidades de capital que se han determinado ahora y tiene un programa a través del cual será recapitalizada. Hasta ahí todo está decidido y ahora España sólo tiene que pedir los tramos correspondientes», explicó. «Tampoco habrá una recapitalización directa retroactiva, sino que, una vez esté disponible la recapitalización (directa a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad, MEDE), ésta sólo será posible en el futuro» para problemas bancarios venideros, insistió, tumbando una aspiración de España, Italia y Francia. A su juicio, «cuando la supervisión bancaria sea efectiva, ya no tendremos ningún problema con la banca española; esa, al menos, es mi esperanza», agregó. La postura unilateral de la canciller sobre un asunto que ni siquiera figuró en la agenda de la cumbre generó fuerte malestar en las instituciones europeas y entre varios líderes de los 27, que tacharon de «juego sucio» la declaración de Merkel.

Pese a que lo ideal sería que la recapitalización directa se aplicara ya para los 40.000 millones que necesita la banca española, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, recalcó que no es lo que más le preocupa, pues el impacto de estas ayudas sobre el nivel de deuda del Estado será muy limitado. «Tampoco es la preocupación más importante del Gobierno», dijo Rajoy, que confirmó que la cuantía equivaldría a alrededor del 4% del PIB de deuda pública. Lo importante es, a su juicio, que el camino se hace al andar. «Hace unos meses era un concepto inexistente, hoy se habla de ello. Era una posibilidad en junio y ahora se concreta», planteó. «Lo importante es que haya unión bancaria y reglas de juego iguales para todos», añadió.

En realidad no puede hacerse la inyección directa desde el MEDE porque no hay un supervisor único. Ya durante la negociación de las conclusiones, la canciller consiguió introducir un matiz que dilata en el tiempo la aplicación efectiva del ente de control único bancario. Si en junio pasado se pactó que éste estuviera listo antes de finales de año, esta vez los líderes han señalado que antes del 1 enero de 2013 sólo se tendrá que aprobar el marco reglamentario, es decir, el mandato al Banco Central Europeo para que éste pueda asumir el control de las 6.000 entidades financieras de la zona euro. «El trabajo sobre la aplicación operativa será durante 2013», especifica el texto, lo que supone retrasar el asunto a 2014.

Solución provisional para España
El calendario juega contra de España, pues el programa de hasta 100.000 millones para sanear la banca expira sobre el papel en junio de 2013. Pero, aún así, Madrid podría tener esperanzas de que los ministros de Economía de los 17 tomen medidas que sirvan para recuperar los pagos que va a realizar ya el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). El austríaco Ewald Nowotny, miembro del consejo del BCE, próximo a Jens Weidmann, el gobernador del Bundesbank, hablaba ayer de la posibilidad de que se encontrasen «soluciones provisionales» para aliviar el estado de las entidades españolas, aunque no dio detalles.

La canciller negó que el retraso que ha impuesto responda a intereses electorales. «Está claro que todo eso no se podrá lograr en un mes y medio. Cuando hay que contratar de 200 a 400 personas para una institución nueva que hoy, a fecha de 19 de octubre, ni siquiera tiene una base, nadie me puede decir que tengamos todo listo a principios de 2013. Está más claro que el agua», enfatizó.

Alemania aspira, además, a imponer sus reglas en la actuación del supervisor único. Según Merkel, unos bancos serán supervisados de manera directa y otros, a través de autoridades nacionales.