Vitoria

Más taurinos que abertzales

Más de 300.000 vascos asistieron a las plazas de la Comunidad el año pasado, mientras que la coalición Bildu obtuvo en la autonomía 276.141 votos en las últimas elecciones municipales> EDITORIAL: Toros en el País Vasco> OPINÓN: Ciudad de primera; por Ramón Gómez Ugalde / Los toros son vascos; por Andrés Sánchez-Magro

Una Semana Grande muy rentable
Una Semana Grande muy rentablelarazon

Tras año y medio de luchas partidistas, el 27 de julio de 2010 el Parlamento catalán abolía las corridas de toros. Prohibición que entraba en vigor en enero de 2012 y que abría un fuerte debate a nivel nacional. Los partidos nacionalistas se erigían en arduos defensores de los derechos de los animales para lograr su objetivo real: asestar un golpe definitivo a la Fiesta y, por ende, a España. Una ofensiva a la que no tardó en sumarse la coalición abertzale Bildu que, siguiendo la estela de sus predecesores, inició una feroz campaña contra las corridas de toros, primero en Vitoria y, más tarde, en San Sebastián.

Sobra decir que, llegados a este punto, estaba claro que lo de menos eran los derechos de los toros y que nada tenían que ver con esta guerra del nacionalismo. Así, a los abertzales no les quedó otra que tirar de lo que tenían más a mano –crisis y recortes– para justificar sus amenazas allí donde gobiernan o aspiran a hacerlo: «En 2013 ya no habrá obligación de destinar la plaza de San Sebastián a festejos taurinos». Advertencia que ya han ejecutado en la localidad guipuzcoana de Tolosa. Pero se olvidan de que en el País Vasco hay más seguidores de la Fiesta que votantes abertzales de Bildu (más de 300.000 frente a 276.141).

Ahora, aprovechando la Semana Grande de San Sebastián, Bildu ha fijado su vista en la plaza de Illumbe, ya que en Vitoria no cuenta con mayoría suficiente. El consistorio donostiarra, liderado por Juan Karlos Izagirre, ha dejado claro que prefiere ceder el coso al equipo de baloncesto de la ciudad –Lagun Aro GBC– antes que permitir que se sigan celebrando corridas de toros. Pero esta idea no es nueva. Si en sus Presupuestos para 2012 ya incluían una partida de 20 millones por la posible venta de la plaza de Illumbe, ahora tienen sobre la mesa un proyecto para construir un gimnasio en la zona de toriles.

A nadie se le escapa la declaración de intenciones de Izagirre y su equipo de Gobierno, incluida la familia Chopera, a quien el Ayuntamiento donostiarra tiene arrendado el coso desde hace 15 años. Este año finaliza el contrato de alquiler y la empresa familiar, que no dudó en sufragar los gastos de restauración de la plaza, tiene claro que no le van a dar la opción de renovarlo. Más si cabe tras las palabras de los abertzales, que insisten en que mantener la plaza le cuesta a las arcas municipales 400.000 euros y sólo ingresa 10.000 por alquilarla para festejos.

Así las cosas, la Casa Chopera, lejos de amilanarse, ha optado por dar una dosis de realidad a Bildu y echar por tierra sus «argumentos» económicos para dar carpetazo a los toros en una de las plazas de referencia españolas. A los cosos de Euskadi, sólo en 2011 acudieron más de 300.000 vascos, frente a los 276.141 votantes abertzales en las pasadas municipales. Para empezar, los empresarios corrigen a los abertzales: los festejos taurinos tienen «coste cero» para las arcas. Es más, según el informe, sólo en 2011 la Semana Grande donostiarra generó 8.312.420 euros. Cifra que se eleva a 117.074.810 si tenemos en cuenta los últimos 14 años. Y ya que de economía hablamos, no hay que olvidarse de que desde que Casa Chopera se hiciera cargo de la plaza, ésta ha generado 3.171 empleos.

Y es que, por mucho que les pese a Izagirre y los suyos, Guipúzcoa es la provincia vasca que más festejos taurinos ha organizado este año, en concreto 128, lo que supone el 56 por ciento del total del País Vasco. Por no hablar de la cantidad de público que, atraído por los toros, visita la capital vasca durante la Semana Grande: 65.352 espectadores de media cada año y 886.931 desde 1998. En definitiva, las cifras no dejan lugar a dudas, más allá de recordarle a Bildu la tradición taurina vasca, queda demostrado que los toros siguen siendo rentables, al menos más que la normalización del euskera.