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Desafío de Mas: llevará al Congreso su pacto fiscal

Ofrece a Rajoy su apoyo para las reformas inmediatas

Desafío de Mas: llevará al Congreso su pacto fiscal
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El presidente de la Generalitat, Artur Mas, desembarcó ayer en La Moncloa con la «agenda catalana», que no es otra cosa que su discurso soberanista, aunque en esta ocasión lo vistió con un tono más atemperado que el que utiliza desde otras tribunas con sede en Cataluña. Mas dejó en el despacho de Mariano Rajoy reivindicaciones de autogobierno; la de la deuda económica de Madrid con Barcelona (heredada de la etapa de Zapatero, como bien recalcó), y, sobre todo, la sonora exigencia del pacto fiscal, que anunció que en este periodo de sesiones concretará en el Parlamento catalán –todavía no ha renunciado a ganarse el favor de socialistas y populares–, y que, a partir de ahí, la remitirá al Congreso.

Pero a Madrid también vino el político nacionalista más pragmático. El gestor que se ha encontrado una herencia del tripartito muy difícil de reconducir y que, con el agua al cuello, entiende y se solidariza con los ajustes en los que está empeñado el Gobierno central. Y no sólo eso, sino que además ofrece su apoyo para las reformas inmediatas, la financiera y la laboral, sin más condiciones previas que la de hablar.

Incluso cerró filas con el presidente del Gobierno en sus esfuerzos en Europa para que se reconsidere el objetivo de déficit impuesto por Bruselas para el presente ejercicio. «Es evidente que los está haciendo. Creo que no tiene respuesta y no sé si la va a tener a corto plazo», contestó Mas cuando en la conferencia de prensa se le preguntó si había constatado que Rajoy está intentado que la Comisión Europea revise el plan de estabilidad de nuestras cuentas públicas. «Pasar del 8 o 8,1 por ciento de déficit al 4,4 por ciento no es posible ni realista ni razonable. Atenta contra el sentido común. Si se obliga a España a hacer eso, España no va a cumplir. España no puede reducir el déficit casi cuatro puntos si no es engañando. Eso sólo se puede hacer destrozándolo todo», sentenció, categórico. En esta primera entrevista, Mas jugó hábilmente con las dos caras de una misma moneda: la del político que exhibe sentido de Estado y que está dispuesto a arrimar el hombro, y la del nacionalista que mantiene el envite al Estado central. Que exige financiación y crédito a mejor precio; y también que el Congreso no imponga más obligaciones de gasto a las comunidades. Sobre su «agenda catalana», da margen a Rajoy. «Sabemos que el pacto fiscal no se puede resolver en 15 días, pero tampoco tenemos todo el tiempo del mundo». El resumen de su primer «escarceo» con Rajoy es que su apoyo a las primeras reformas económicas es «una inversión a plazo».


«Vivo en el lío»
De nuevo los micrófonos, esta vez de las cámaras de televisión, le jugaron ayer una mala pasada al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el momento de posar para los medios gráficos con Artur Mas en La Moncloa. Tras estrechar la mano de Rajoy a su llegada al Palacio, Mas le preguntó al presidente qué tal estaba, a lo que el jefe del Ejecutivo le respondió con la frase «vivo en el lío».