Entre Verne e Indiana Jones

El Triángulo de las Bermudas, la Torre de Babel, los Rollos del Mar Muerto, las pirámides Nasca, Eldorado... La receta está patentada: encontrar un misterio del brumoso pasado, darle un toque policIaco y vincular la historia al presente. El resultado no puede ser otro que un «thriller» cocido a fuego lento. A esa fórmula se ha ceñido Wallentin para elaborar esta historia con una pizca de Verne y un puñadito de Indiana Jones –no en vano, el autor es guionista de televisión que ha bebido de las fuentes de Hollywood. Si sumamos mitología nórdica, las dos guerras mundiales, el Holocausto, un historiador judío experto en simbología, la lucha contra el envejecimiento y el inframundo, solamente puede ligar la salsa una teoría conspirativa, con el nazismo utilizado como maicena. En una remota región sueca, un submarinista descubre un cadáver en una mina inundada. Junto al cuerpo aparecen inscripciones de un antiguo poema islandés y una cruz ansada, símbolo egipcio de la vida. El hallazgo llegará a manos de un excéntrico historiador experto en nazismo y símbolos ocultistas que se ve inmerso en una intriga de consecuencias imprevisibles. Como todos los textos de este género, es capaz de dejarnos sin dormir y que nos pasemos de parada. Pero también comete errores de manual. Por ejemplo, hubiera sido de agradecer un repaso estilístico, subsanar clichés, revisar descripciones y la reescritura de diálogos un tanto pobres. Incurre también en caídas de tensión en la trama, pero, sin embargo, juega a su favor que coge al lector en plena pelea por querer beberse el siguiente capítulo.