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El ciclista que no gritó puta por Julián REDONDO

La Razón
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Leo: «"El niño que gritó puta"es una asombrosa muestra de mente retorcida, inmejorable en todos los aspectos...». Dirigió la película Juan José Campanella en 1991. El cineasta argentino firmó también «El hijo de la novia», «Luna de Avellaneda» y «El secreto de sus ojos», que le valió el Oscar (2010) a la mejor película extranjera, con su inseparable Ricardo Darín y la espléndida Soledad Villamil. Hecho el repaso cinematográfico vuelvo al principio, a esa «asombrosa muestra de mente retorcida, inmejorable en todos los aspectos...». Todo se puede mejorar. «El niño que gritó puta» partía de una historial real, como esta otra de ciclismo que pone los pelos de punta: «El tío del que más me compadezco es Mancebo. ¿Sabes que tenía un hematocrito natural tan alto, 49, que no podíamos darle nada porque sería detectado fácilmente? Sólo le dimos placebos y poco más. Le engañamos durante años». Recoge el testimonio Fran Reyes en su blog «Espíritu de Gregario» y la pronunció mi colega Carlos Arribas al final de una conferencia que dio en Melbourne en los pasados Mundiales de Ciclismo. La confesión se la hizo el hematólogo José Luis Merino Batres al teniente Enrique, de la Guardia Civil, investigador principal de la «operación Puerto», meses después de que estallara el escándalo. Merino Batres y Eufemiano Fuentes están encausados en la interminable «operación», como José Ignacio Labarta y Alberto León Herranz, cuatro actores principales que tal vez se libren de la cárcel; abismo que no avistarán ni Manolo Saiz ni Yolanda Fuentes, por ejemplo. Como no dudo de la veracidad de la exposición de Arribas ni de la falta de credibilidad de la UCI, me pregunto si Contador no será otra víctima más de las apariencias, como Paco Mancebo.