Cuba con ojos de extranjero

Una semana es demasiado corta cuando se está de vacaciones, pero muy larga cuando tienes varios días malos. Juntar a siete cineastas tan distintos como Laurent Cantet, Julio Medem, Pablo Trapero, Juan Carlos Tabío, Elia Suleiman y Gaspar Noé tiene sus riesgos, aunque sea para que todos, como los niños en la escuela, escriban una redacción sobre el mismo tema. Ninguna de las historias que se cuentan en La Habana eran propias de estos realizadores, sino que fueron escritas por guionistas locales coordinados por Leonardo Padura. Cada uno eligió la historia que mejor representaba La Habana que conocen o que quieren mostrar.

Meticuloso Del Toro
Si de algo sirvió la experiencia, según Padura, es para descubrir que detrás de Benicio del Toro hay un director metódico: «Durante semanas cada tarde discutíamos en su hotel palabra por palabra los diálogos del corto», confiesa el coordinador, que escribió para él la llegada de un turista norteamericano a la isla al que sorprende que todos le llamen «yuma», el gentilicio popular por el que los cubanos conocen a sus enemistados vecinos del Norte. «Acepté el proyecto casi a ciegas, como puertorriqueño he podido ir muchas veces a Cuba y rodar allí me daba la oportunidad de trabajar con actores de primera fila». Del Toro asegura, que, aunque no hay ningún proyecto concreto no quiere que esta experiencia como realizador quede en anécdota: «He podido trabajar con algunos de los mejores directores del mundo, y uno, aunque no crea, se va fijando en cómo lo hacen, por lo que me parece natural lo de pasar un día detrás de la cámara», aseguró durante su visita a San Sebastián, aunque no eso no signifique dejar, de momento, su faceta de intérprete.

Para aquellos que critican la visión superficial que ofrecen algunos de los relatos sobre la isla y su realidad política y social, Padura los justifica asegurando que «es muy difícil que en unas pocas semanas estos cineastas, aunque tengan toda la simpatía e inteligencia del mundo, logren que una realidad tan compleja como la cubana no se les escape».