
Conciertos
Violonchelos y sopranos en clave de Dios
Partitura en mano, se escuchan los primeros acordes de «Totus tuus» en el arpa, los violines... Un par de compases y las 34 voces de los niños de la Escolanía del Escorial entran en acción. «Paramos. En Cibeles me vais a tener delante y va a ser más fácil coordinarnos», interrumpe el director del Coro y Orquesta de la JMJ, Borja Quintás, que ayer vivió el primero de los ensayos generales con los cerca de 100 músicos y unos 200 cantantes voluntarios de más de diez países que llevarán el peso melódico de las celebraciones litúrgicas del encuentro mundial de los jóvenes. «Más ritmo, no velocidad», aconseja la directora del coro, Mariana Makhmoutova.

Se trata de la primera vez en la historia que se crea un equipo de músicos para una JMJ, configurado después de varias audiciones convocadas a través de parroquias, conservatorios y Facebook a las que se presentaron más de 700 personas. «No me han metido en este lío, fue una propuesta mía», explica el director artístico y artífice del proyecto, Pedro Alfaro, que a sus 31 años confiesa que en estos momentos «estamos en caída libre; ya ha pasado el vértigo porque estamos seguros de que el paracaídas se va a abrir bien». Lo cierto es que ayer, en el centro cultural Salmerón de Madrid, lugar del ensayo –que se quedó pequeño para el recital–, se respiraban pocos nervios. Ni tan siquiera en los benjamines.
Y eso que la media de edad es bastante baja. Así, cerca de un 20% de los miembros de la orquesta tienen edades comprendidas entre los 15 y 10 años. «Están bastante acostumbrados a cantar en acontecimientos especiales: ante los Reyes, los Príncipes... Pero en esta ocasión es diferente, están cayendo precisamente ahora en la cuenta, al ver a tantos jóvenes por Madrid», explica el agustino Pedro Alberto Sánchez, maestro de capilla y organista del monasterio de El Escorial. Juntos interpretarán, a partir del martes que viene entre 40 y 50 piezas litúrgicas (el Kyrie Eleison, un Gloria, un Sanctus, un Agnus Dei), algunas compuestas especialmente para la ocasión. Tampoco faltarán en el repertorio el himno oficial de esta JMJ, creado por el obispo auxiliar de Madrid, César Franco, así como el clásico de todos estos encuentros, «Jesus Christ, you are my life». «La música es el arte de lo invisible, un medio adecuado para acercar precisamente los jóvenes a Dios», apunta Alfaro, agradecido por «esta apuesta de la Iglesia para reunir el talento».
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