Comunidad de Madrid

Del Real a la SGAE

«Palacios de Madrid» recopila inmuebles construidos entre los siglos XV y XX en distintos municipios madrileños

Casa-palacio de don Pedro de Luján, en la plaza de la ViIlla
Casa-palacio de don Pedro de Luján, en la plaza de la ViIllalarazon

Madrid- Lo dice la canción, Madrid no tiene playa, pero muchos municipios de la Comunidad atesoran en sus calles verdaderas obras de arte de la arquitectura que, a pesar del paso de los años, continúan en pie. Hasta 110 palacios de los siglos entre XV y XX se han unido ahora en un libro editado por la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid que será presentado esta semana.
Los técnicos de Patrimonio han seleccionado palacios del periodo comprendido entre la Edad Media y la Segunda República. Para seguir este criterio consideraron que es en este espacio de tiempo cuando más palacios se construyeron en la región: un tipo de edificaciones que daba buena cuenta de cómo eran los habitantes del Madrid cortesano.
Coordinado por el arquitecto Miguel Lasso de la Vega, «Palacios de Madrid» realiza una recopilación que incluye desde edificios reales hasta palacios que en la actualidad acogen embajadas, instituciones de todas las administraciones con representación en la región, hoteles, restaurantes, entidades empresariales y escolares así como –las menos– residencias privadas sólo al alcance de unos pocos privilegiados.
Dentro de la selección destaca, por su antigüedad, la casa-palacio de don Pedro de Luján, fechada hacia 1460 y que forma uno de los lados de la plaza de la Villa de la capital. La familia, considerada una de las de mayor arraigo con la región, dividió en dos la casa para albergar a los dos hijos de don Pedro, Juan y Álvaro, y dotó al edificio de sus dos características portadas: una de estilo mudéjar y la otra construida con forma de arco de herradura en ladrillo.
Frescos, maderas, tapices...
Pero esto no es lo más especial que recoge el libro. Lasso de la Vega destaca por ejemplo los casos del palacio de Boadilla del Monte que «conserva las trazas de su arquitectura intactas desde el siglo XVIII» o el de Batres, de finales del XV, «que aún conserva su patio y ha sido usado como casa de campo a lo largo del siglo XX».
Organizado en cuatro capítulos: «Los palacios reales y la familia real», «Los palacios nobiliarios urbanos del antiguo régimen», «Los palacios de la nueva aristocracia» y «Las casas de campo», la edición de 708 páginas recoge también otros ejemplos como el del Casón del Palacio del Buen Retiro, cuya construcción fue una solicitud del Conde Duque de Olivares para el rey Felipe IV y que cuenta con una de las obras cumbres de la pintura barroca española: un fresco con la «Apoteosis de la Monarquía Española» pintado por Luca Giordano hacia 1696.
Entre los palacios más recientes de Madrid se encuentran los encargados por ricos financieros y banqueros que llegaron a la ciudad con el final del Antiguo Régimen. Es el caso del palacete de don Luis Guilhou, actual sede de la ONCE, en Chamartín.
Mencionarlos todos en este reportaje es imposible, pero, por su excepcionalidad, destacan la alcalaína Quinta de Recreo del pintor Manuel de Laredo (1884), que combina en su construcción distintos tipos de cerámica, yesos, maderas y otros materiales, y el palacio de don Javier González-Longoria, el de la SGAE, que dispone de una espectacular escalera imperial y es el máximo exponente del modernismo en la capital.
Lasso de la Vega advierte de que, para los madrileños, muchos de estos tesoros pueden pasar indavertidos o pueden ser confundidos con casas de lujo. Ahora el objetivo de Patrimonio es evitar que, por falta de ayudas, desaparezcan palacios privados que sus propietarios no pueden hacerse cargo del coste de su rehabilitación.