Izquierda abertzale

OPINIÓN: Un año de engaño

La Razón
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Justo hace un año, la organización terrorista ETA anunciaba, con ese lenguaje falso y cínico al que nos tiene acostumbrados, que no llevaría acciones armadas ofensivas. Fue una previa a otro comunicado-trampa que emitiría más tarde, en enero de 2011, en el que anunció un alto el fuego «permanente, general y verificable». En todo este tiempo, tanto el Gobierno como algunos representantes políticos, han mantenido una postura poco clara. Las únicas que han mantenido su posición inalterable han sido las víctimas del terrorismo. Desde un primer momento, denunciamos que se trataba de un comunicado-trampa.

La estrategia de ETA era muy clara: optar por la política manteniendo la violencia como forma de presión. Optar por los votos sin dejar las bombas, ofreciendo una supuesta «paz» a cambio de imponer su proyecto bajo la amenaza de volver a matar. En definitiva, una estrategia encaminada a exigir, por un lado, su participación en las elecciones del pasado mayo, y por otro, gestos favorables para los presos etarras.

Estaba claro que ETA necesitaba presentarse a las elecciones de mayo para subsistir. Para ello, necesitaban volver a las instituciones. Y lo han conseguido. Primero lo intentaron con Sortu. Y finalmente lo consiguieron mediante la coalición Bildu gracias a la complacencia del Gobierno, y por medio de una decisión escandalosa por parte del TC.

Ahora, con Bildu en las instituciones, todo son ventajas para ETA. Han pasado a manejar en torno a 840 millones de euros, a controlar más de cien ayuntamientos y a manejar a más de mil concejales. Además, su presencia en las instituciones es el triunfo político de ETA, la institucionalización del proyecto político por el que lleva asesinando décadas. Pero este «proyecto», en palabras del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, es incompatible con nuestro sistema democrático. La AVT lleva 365 días denunciando incansablemente que los testaferros de ETA -Batasuna no podía volver a las instituciones. El 9 de abril, salimos junto a miles de ciudadanos a las calles para denunciar que todo estaba preparado para este macabro retorno. Nos insultaron y nos acusaron de no tener motivos. Desgraciadamente, el tiempo nos ha dado la razón.

Llevamos un año alzando la voz contra las argucias penitenciarias en favor de los terroristas llevadas a cabo por el Gobierno, a través de Instituciones Penitenciarias. Hemos sido testigo de acercamientos de presos supuestamente arrepentidos, permisos para salir a diario de prisión para la supuesta realización de cursos de formación, extrañas puestas en libertad,… Nuevamente, el Estado de derecho se ha sometido al chantaje de los terroristas.

Las víctimas seguiremos reivindicando y peleando por una derrota del terrorismo sin atajos ni cesiones de ningún tipo, por un final del terrorismo justo en el que haya vencedores y vencidos. Para ello necesitamos dirigentes políticos con coraje y valentía que dejen claro a los terroristas y a su mundo que ni la violencia ni su proyecto político tienen cabida en nuestro Estado de Derecho. El destino de los terroristas no puede ser nunca otro que la cárcel.