Sevilla

De descastes políticos jueces y sastres

La Razón
La RazónLa Razón

De descastes, ganchos y batidas nos enteramos por la prensa generalista, cuando la famosa montería en Jaén del juez Garzón – que por cierto estaba ayer en el callejón de la Maestranza– con el ministro fulminado Bermejo, en mitad de la «operación Gürtel» que todavía colea. Los términos cinegéticos se colaron en mitad de los nombres de ministros, tesoreros y gente de ¿bien?, y se recontaron en las páginas de política muflones, ciervos y jabalíes. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, es decir que estaba ayer el polémico juez de la Audiencia Nacional en la Maestranza, se pueden llevar estas furtivas palabras al ruedo, arrastrando el capote como lo hizo – extraordinariamente bien a una mano–Curro Javier en el segundo de la tarde.

El descaste se desarrolla, hablando en román paladino, cuando hay que hacer limpia en la sierra. Más limpios se quedaron los chiqueros de la plaza después de las dos devoluciones. Un toro de Gavira y otro de El Serrano, que estaban de repuesto, saltaron al ruedo. El segundo, que había perdido ya la cuenta del tiempo en los negros días de la espera, se llamaba curiosamente «Presidiario». El animal, pese a tener muy poca fuerza, sirvió a Manzanares para cortar una nueva oreja –ya van tres– y dejar el camino expedito para, salvo sorpresas, venir otra vez el próximo año bien colocado como triunfador de la feria. Pero el animal era propio de eso, de un descaste: basto, zancudo, con unas pezuñas de caballo percherón. Fue el único que, benevolentemente, el público, acostumbrado en estos dos días a un desfile de mansedumbre y falta de raza, aplaudió en el arrastre.

Es habitual, pero no es serio, que una corrida que se anuncia en los carteles, caso de Torrealta ayer, no esté completada con dos sobreros de la misma ganadería. No es imaginable que uno vaya a encargar un traje –imagínense que sea el de Paco Camps, por seguir con el hilo de la «operación Gürtel, que por cierto el sastre se llama José Tomás– y le acaben haciendo las solapas con lo que ha sobrado de otro. Eso no es serio. Y mucho menos serio es que, en lugar de las solapas, como ocurrió ayer, nos hagan hasta los pantalones con telilla de otro patrón: ¿Se acuerdan de la reciente corrida de Daniel Ruiz, remendada con dos de Gavira? Desde un punto de vista ganadero, en lo que va de feria – quince corridas es una buena cifra para hacer balance– el resultado no ha sido en absoluto bueno. Pónganse a trabajar los que tienen responsabilidad: veedores, empresa y presidentes. Porque el público está mosca...y con mucha razón.