Lorca

Declive socialista en campaña

El PP llega con ventaja al ecuador frente a un PSOE víctima de sus errores

La Razón
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La campaña de las elecciones europeas ha alcanzado su ecuador con expectativas muy diferentes para los dos partidos mayoritarios y marcada por el perfil preocupantemente bajo de sus contenidos. Todas las encuestas publicadas, excepto la oficialista del CIS, recogen ambas circunstancias. La última, un sondeo de Antena 3 que publicamos ayer, concedía una ventaja de tres puntos al PP sobre el PSOE. Los populares otean el horizonte con esperanza, gracias, sobre todo, a la seriedad de su alternativa a una política gubernamental sobrepasada y a la solvencia de su candidato, Jaime Mayor Oreja, que no ha hecho otra cosa que aumentar su ventaja respecto a su principal oponente, Juan Fernando López Aguilar, en la confianza de los españoles. Los socialistas, sin embargo, han sido incapaces de dar la vuelta a una tendencia que ya apuntaba a derrota en los previos en esta primera mitad de la campaña. López Aguilar, político sin duda con indudables cualidades y demostrada experiencia, no ha logrado arrastrar las necesarias simpatías ni movilizar el suficiente electorado como para ganar enteros en una carrera contrarreloj para él y su partido. No arrancó bien el pasado lunes con el primer cara a cara televisivo, que perdió claramente frente a Mayor Oreja, y, desde entonces, tampoco parece haber encontrado el sitio ni el tono adecuados para recuperar el terreno perdido. Lo cierto es que no lo tiene fácil, porque ni su Gobierno ni su partido son capaces de sumar adhesiones con los aciertos en la gestión, sino más bien todo lo contrario. La España de los cuatro millones de parados está pesando como una losa sobre las opciones del PSOE. Con la confianza y la credibilidad tocadas, existe un estado de opinión de escepticismo hacia el partido del Gobierno. La respuesta desafortunada de casos como los de la gripe A del cuartel de Hoyo de Manzanares no han contribuido tampoco a que el PSOE pudiera encarar la cita con las urnas de la mejor manera posible. Y si la crisis y la gripe no fueran suficientes razones, las últimas semanas han sido también pródigas en casos de corrupción con participación socialista, como Lanzarote o Lorca, o en escándalos políticos como los protagonizados por destacados dirigentes del Partido Socialista de Madrid. Pero tal vez la noticia más inquietante de esta primera semana de campaña haya sido la recuperación por parte del presidente del Gobierno del rancio discurso del miedo a la derecha, de ese ridículo espantajo que supone identificar al PP con gentes que suprimirán las pensiones o acabarán de un plumazo con el Estado del Bienestar. Sin duda, esta decisión del PSOE es todo un síntoma de debilidad de quienes, sin más argumentos, sacan a pasear un fantasma inventado hace demasiados años y cuya eficacia parece ya amortizada. Los reproches al PP sobre los jubilados o los parados no han sido la mejor idea. Precisamente, porque los gobiernos populares de Aznar fueron los que no sólo sacaron a la Seguridad Social de la ruina en la que había sido dejada por el PSOE, sino que la blindaron con la única política posible, la creación de empleo.La demostrada indiferencia general ante los comicios europeos demuestra también hasta qué punto estamos lejos de la Unión, entre otras cosas porque los propios políticos se han encargado de mantener a la UE en una especie de limbo lejano y extraño, y han renunciado a cualquier labor pedagógica. Esta desafección no es buena, pero tampoco es nueva. Con una Europa tan alejada, las elecciones sólo pueden ser interpretadas como una moción de censura o un voto de confianza para el Gobierno.