Benedicto XVI

El Papa: «No os habéis rendido vuestro ánimo invita a la esperanza»

El Papa: «No os habéis rendido vuestro ánimo invita a la esperanza»
El Papa: «No os habéis rendido vuestro ánimo invita a la esperanza»larazon

Benedicto XVI dio ayer un «abrazo espiritual» a todos los damnificados por el terremoto que hace tres semanas azotó el centro de Italia dejando 297 muertos. El Papa cumplió con su promesa y visitó L'Aquila y su provincia acompañado por el jefe de Protección Civil, Guido Bertolaso, el subsecretario de la Presidencia del Gobierno, Gianni Letta, y el arzobispo de la diócesis, Giuseppe Molinari. «Espero ver renacer esta tierra, que debe volver a adornarse de casas y de iglesias bellas y sólidas», dijo el Pontífice en Onna, la pequeña localidad cercana a L'Aquila que ha perdido a 40 de sus casi 300 vecinos. Rodeado de los desahuciados por el seísmo, a quienes saludó con afecto, Benedicto XVI recorrió emocionado la zona más golpeada por el temblor. «Estoy finalmente con vosotros en este tierra espléndida y herida, que está viviendo días de gran dolor y de precariedad. He estado a vuestro lado desde el primer momento, compartiendo vuestra consternación y vuestras lágrimas», aseguró.La visita fue muy cálida, llena de apretones de manos, caricias a niños y charlas con los jóvenes y con los bomberos. «Quiero abrazaros a cada uno de vosotros. La Iglesia entera está aquí conmigo, al lado de vuestro sufrimiento, participando en el dolor por la pérdida de familiares y amigos, deseosa de ayudaros en la reconstrucción», dijo el Papa. Rodeado por los damnificados del seísmo y por los periodistas, reconoció haber admirado el «coraje, la dignidad y la fe» con la que la población de la provincia golpeada por el terremoto «ha afrontado esta dura prueba». «No os habéis rendido, no habéis perdido el ánimo. Hay en vosotros una fuerza de ánimo que invita a la esperanza», les animó. Una vez concluida su visita a Onna, Benedicto XVI se desplazó a L'Aquila, donde rezó frente a la urna donde se encuentran los restos de Celestino V, un Papa que ocupa un lugar destacado en la historia de la Iglesia por ser el único que dimitió. Luego el Pontífice se desplazó a la Casa del Estudiante, la residencia universitaria que quedó devastada por el seísmo. Frente a las ruinas del edificio rezó y recibió a un grupo de jóvenes, y les dedicó una palabra de aliento a cada uno de ellos. La visita a la zona del terremoto concluyó en la escuela de la Guardia de Finanzas cercana a L'Aquila, donde el Papa agradeció a los bomberos y socorristas su labor y pidió «soluciones eficaces y cuanto antes» para los que han perdido sus casas y deben vivir en tiendas de campaña. La lluvia incesante que estos días golpea Italia impidió que Benedicto XVI llegase puntual a la zona devastada por el seísmo de hace tres semanas. La tromba de agua hizo que el Papa se desplazara a L'Aquila y su provincia en coche y no en helicóptero, como estaba previsto. En otro orden de cosas, ayer salió a la venta en todo el mundo el nuevo libro de Benedicto XVI , «Elogio de la Conciencia». El libro, que en Italia lo edita Cantagalli y para el exterior lo hará la Librería Editrice Vaticana, recoge textos de Ratzinger de entre 1990 y el año 2000 relacionados con la conciencia. «Elogio de la conciencia» cuenta con 165 páginas en las que Benedicto XVI –entonces cardenal Ratzinger– reflexiona sobre la conciencia echando mano a textos de Sócrates, Platón, San Agustín, otros padres de la Iglesia y, en especial, según un avance de Radio Vaticano, del cardenal John Henrry Newman (1801-1890), que se convirtió del anglicanismo al catolicismo y cuyo proceso de beatificación está en marcha. En el libro, el hoy Papa considera que «Hay que huir de la falsa concepción de la conciencia subjetiva, ya que de lo contrario las acciones de los miembros de las SS nazi estarían justificadas, ya que realizaron las atrocidades con una absoluta certeza de conciencia». Y añade, entre otras reflexiones, que era necesario el «sentido de culpa». Ese sentido de culpa, para el cardenal Ratzinger, era tan necesario por el dolor físico, «como síntoma que permite reconocer los trastornos en las normales funciones del organismo». Según el Papa, quien no es capaz de percibir la culpa está espiritualmente enfermo, y un hombre de conciencia «es alguien que jamás compra el bienestar, el éxito, la consideración social y la aprobación de la opinión pública dominantes renunciando a la verdad».