Teatro

Danza

El teatro último en escena contemporánea

El certamen estrena dirección con Paz Santa Cecilia y reúne a creadores como Rachid Ouramdane, La Ribot, Elena Córdoba, Sergi Fäustino, Motus y André Gingras

El teatro último en escena contemporánea
El teatro último en escena contemporánealarazon

Cabe esperar en el cuarto relevo al frente de Escena Contemporánea un cambio radical de estilo y objetivos creativos. El certamen de artes escénicas, de un marcado carácter alternativo (digamos que es el revés «indie» del Festival de Otoño), cumple nueve años, tiempo en el que han pasado por su timón cuatro directores: el primero fue Javier Yagüe; después de él, Mateo Feijóo, en un giro de la programación hacia la danza-performance, y a continuación Roberto Cerdá, quien devolvió la cita a un teatro más textual. La llegada de Paz Santa Cecilia, programadora contrastada en festivales como el VEO, previsiblemente hará virar de nuevo a esta nave hacia la nueva creación europea, terreno que conoce bien, y a propuestas de riesgo y experimentación.
Un vistazo a esta novena edición confirma que así será en el año de su debut: para arrancar, este próximo lunes, la música mínimo-pop de un combo imprevisible: Johannes de Silentio (alter ego de Sindo Puche, o la otra mitad de la compañía de Angélica Liddell) y el grupo Don Simón y Telefunken, en lo que denominan un «concierto fluxus», de título «Fenomenología del espíritu (y ahora que venga Hegel y reclame)». Risas aseguradas con un fondo de iconoclastia, irreverencia y hasta pornografía «kitsch» (en La Casa Encendida).
mucha danza
La programación de este año, 103 funciones de una treintena de compañías –hay menos artistas, pero tocan a más funciones–, tiene una intensa carga de danza, con propuestas como «It's my ass you've been thinking around», de Paz Rojo (en el Espacio 1, de aforo reducido, del Museo Reina Sofía, sede que se suma a la cita este año); «Doo», baile de espíritu africano a cargo de Miguel Pereira y O Rumo do Fumo (en Casa de América); «...de San Vito», pieza de Andrés Corchero que une baile y enfermedad (La Casa Encendida); o «Alaska» de Diana Szeinblum (Casa de América).
Rachid Ouramdane, avalado por etiquetas como «enfant terrible» y «chico de moda» en la escena europea (Sala Cuarta Pared), y el canadiense André Gingras, con «The Lindenmeyer System» (La Casa Encendida), se presentan como estrellas del certamen. Ouramdane reflexiona en «Loin», un solo de danza, sobre el colonialismo y la condición de extranjero. Siempre enigmática en su lenguaje corporal, la valenciana La Ribot unirá fuerzas con Mathilde Monnier en otra apuesta por la danza contemporánea: «Gustavia» (Institut Français).
Un capítulo aparte supone la presencia este año de Elena Córdoba con un tríptico: se presentará un vídeo y acción de la coreógrafa, «La mujer de la lágrima», una instalación fotográfica, «El aire. Fotografías del alma», y una pieza de danza, «Sin título» (todo en Cuarta Pared). Quien busque teatro e historias las encontrará en la interesante voz de Carlos Fernández López, que estrena «10.000 años», y en «Long Life», trabajo sobre la vejez de The New Riga Theatre (ambos en la Sala Cuarta Pared); también en «Duques de Bergara Unplugged», de Sergi Fäustino (un montaje que viajará por Teatro Pradillo, Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares y La Nave de Cambaleo en Aranjuez).
Dentro del teatro textual, el Ciclo Autor del festival, que otros años ha explorado la obra de Müller, Beckett, Kane o Pinter, se aproxima en esta edición a la de Pier Paolo Pasolini: Ainhoa Amestoy estrena «Calderón», versión del malogrado italiano de «La vida es sueño» (Centro Cultural Moncloa); la compañía italiana Motus ha escogido «Come un cane senza padrone» (Teatro Pradillo), y el Teatro de la Esquirla de Vicente León monta «Fabulación».
paraguas artísticos
La Plaza Mayor, la de Sánchez Bustillo y la Estación de Atocha se convertirán en insólitos escenarios para «Apparitions / Disparitions», «instalación-performance» en la que el paraguas se convierte en objeto artístico. Protagoniza esta acción un grupo variable, llamado Les Souffleurs y autodenominado Commandos Poétiques, de actores, músicos, escritores, cantantes... Otra pieza para «contemplar», también en Atocha: el estoicismo de Johan Lorbeer, que desafía a la gravedad colgado de una pared en la «performance» «Tarzan / Standing Leg».La Abadía se suma este año al festival con color femenino: el colectivo María La Perdiz, un cuarteto formado por españolas que investigan con la voz y la música en ««De Ama Zonas»; y «Del hálito», espectáculo de canto y poemas firmado por la checo-africana Ahmedová y Sagarra.