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Ferrero como en los viejos tiempos

Ferrero, como enlos viejos tiempos
Ferrero, como enlos viejos tiemposlarazon

Con la tranquilidad que da ser un jugador veterano, Juan Carlos Ferrero levantó los puños tras lanzar Beck la última bola fuera. Dio dos saltitos y después se fue a felicitar a su rival, todavía sereno. Sus compañeros le esperaban para abrazarle y levantarlo a hombros, para que empezara la locura colectiva . «Juanqui», cuatro años ausente de la Copa Davis, asumió con naturalidad tener que jugarse el futuro del equipo en un quinto punto a vida o muerte. Antes, Verdasco agonizó en el duelo de números uno ante Kohlschreiber. Remontó dos sets, salvó un pelota de partido y un 5-4 en contra con saque del alemán en la quinta manga, pero acabó derrotado por 8-6. El líder español, que había participado en los dos puntos logrados por España hasta ese momento, no pudo completar la faena, aunque cayó con épica. Era el turno de Ferrero, inalterable desde el momento que Costa le había comunicado que él era el elegido en lugar de Robredo. No era la primera vez que el valenciano se veía en una situación así. En los viejos tiempos, cuando no había lesiones ni bajones psíquicos, cuando Juan Carlos era el «Mosquito», número uno del mundo, ganador de Roland Garros y dos veces de la Davis, «Juanqui» jugaba partidos de éstos con asiduidad. Ayer volvió a sentir el éxito en la plaza de toros de Puerto Banús. «He vibrado, me he puesto un poco más nervioso de lo normal...», reconoció.En 2009, Ferrero ha vuelto a ganar un torneo (Casablanca) tras más de cinco años de sequía. En 2009, perdió en Roland Garros y pensó en la retirada. Y en 2009 la hierba le devolvió la vida. Jugó un gran Wimbledon, regresó a la Davis como quinto hombre, después como cuarto tras comerle el terreno a Almagro y finalmente como jugador decisivo para que el equipo nacional, defensor del título, acceda a semifinales para medirse a la sorpresa del torneo, Israel. Será un obstáculo pequeño, teniendo cuenta que se juega en casa, que estará Nadal y que Levy es el 210 del mundo y Sela, el 33. El doble es más peligroso. La táctica suicida de Andreas Beck, que tan mal se lo hizo pasar a Verdasco el viernes, no funcionó contra «Juanqui». El debutante alemán pega muy duro a la bola muchas veces. Se la juega constantemente, con el consecuente riesgo de cometer errores y la ventaja de que si la bola entra, es punto casi seguro. Pero los disparos de Beck no amedrentaron a Ferrero. El español no se metió por detrás de la línea de fondo. Aguantó dentro de la pista y aunque tuvo fallos con el revés, llegaron los resultados. Con dos «breaks» por uno de su rival se llevó la primera manga. Cuando el valenciano conseguía conectar la derecha dominaba sin problemas. Es su gran golpe, el que le llevó tan alto. Lo demás era no perder la paciencia y agarrarse a la pista porque el error de su rival siempre llegaba.Todos los parciales tuvieron un desenlace parecido. Ferrero lograba una ruptura rápida, incluso dos, pero después el alemán remontaba para morir en la orilla. En el tercer set, «Juanqui» mandaba 5-1 y se creció, con los brazos abiertos hacia el público, volviendo a sentir lo que tantas otras veces, pero hace ya tiempo. Beck siguió lanzando piedras y, sin presión, casi todas se iban a las líneas. Llegó hasta el 5-4, pero el español ajustó su servicio para que la gloria no se le escapara. «Sólo he sumado un punto más», dijo. Los alemanes tuvieron a Kohlschreiber, que logró dos, pero el grupo español, cada uno aportando su parte, se llevó los tres que le llevan a las semifinales.