Gonzalo Miró no entiende su ruptura con Eugenia

Celos, inseguridad y desconfianza, todo en uno. Demasiadas presiones hacen que todavía no se haya repuesto de la sorpresa, ya que separarse era lo que menos esperaba Gonzalo Miró, catorce años menor que la duquesa de Montoro. Pero la diferencia de edad no importaba: él estaba rendido, encandilado y muy entregado. Lo 40 de ella dejaron indefenso al mozo de 26. «No sabe lo que ha pasado», descubría su jefa, Concha García Campoy, junto a las recetas culinarias de Maribel Yébenes, que, a cuarenta euros por estómago, baten récords en el soleado comedor del hotel Orfila. Concha, con la tez cambiadísima por los milagros de la ciencia –pero sin llegar a los excesos de Eugenia, a quien en el último retoque dejaron irreconocible–, entraba al trapo cuando le preguntaban por su pupilo y discípulo, casi como un hermano pequeño:

-No acaba de reponerse. La reacción de Eugenia le descoloca.

De esta manera dedujimos que la ruptura, tanto física como emocional, salió de ella. «Se ve que él no se lo esperaba», comentaban ante María Luisa González de Linares, siempre exacta incluso con su favorecedor cambio de peinado. Un nuevo aire elogiado por María Fraile, quien lucía un abrigo que para sí querría Trinidad Jiménez, quien anteayer vistió uno de manera incorrecta y demasiado temprano. Estuvo bien que la ministra disimulara sus anchuras con un favorecedor tono azul Francia, pero se equivocó de contexto.

Los zapatos de Doña Letizia

Pero volvamos al menú de Yébenes, que consiste en seis platos más allá de la simple degustación. Así, van del gazpacho verde al ajoblanco de espárragos con Jabugo, el lomo de salmón a la parrilla con ensalada de rúcola y la caballa al horno sobre zanahoria y calabacín. Por otra parte, el Orfila siempre protege las visitas madrileñas de los Hannover y es un refugio con 32 habitaciones que entusiasma al marido de Carolina. «Hay cuatro puntos esenciales para ser de la cadena Relais-Chateaux: tranquilidad, confort, calidad de servicio y restauración», precisó Severiano Castro, su propietario, mientras las mujeres invitadas comentaban el estilazo de los zapatos de Doña Letizia, que van desde los 60 euros de Mango a los 375 de unos azules en raso firmados por Gianna Meliani, sin olvidar a Bimba & Lola, Santino, Mascaró y Pura López. Es una princesa que marca estilo y así lo exalta «¡Hola!» en su nuevo número, donde aclara que su elegancia se viste por los pies. Como la de Nati Abascal en el Casino, durante un acto de la Fundación Aladina, de Plácido Arango. Rebasó a la otra Abascal, Adriana, que lució un mix hindú mientras Nati optó por pulserones de diamantes como complemento a un Valentino bordado en plata y cristal. Isabel Preysler acudió con un semi esmoquin de Armani con el cuello tipo chal bordado en coral, un conjunto que entonó con pendientes de la misma piedra firmados por Suárez. Su hija Tamara recurrió al gris, y Cristina Macaya subrayó estilazo y señorío vestida de negro y como una mala de cuento.