Europa

Sevilla

«La descristianización no conduce a la verdadera felicidad humana»

A la ceremonia en el Cerro de los Ángeles, oficiada por Rouco Varela, acudieron numerosos obispos y políticos.

Misa en el Cerro de los Ángeles, Getafe
Misa en el Cerro de los Ángeles, Getafelarazon

MADRID- Por fin llegó el día en que los católicos españoles iban a renovar su consagración al Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles (Madrid) con una eucaristía que estuvo oficiada por el cardenal arzobispo de Madrid, Rouco Varela, y concelebrada por el Nuncio del Papa en España, Manuel Monteiro de Castro, Monseñor Antonio Cañizares, los obispos de Getafe y Alcalá de Henares y numerosos prelados provenientes de diversas diócesis españolas, como el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro.Los campos de fútbol de los pinares al pie del Cerro y más lejos aún estaban repletos de coches. Para llegar al monumento, miles de peregrinos tenían que escalar a pie la montaña en delgadas hileras. Abundaban los curas jóvenes y las familias con cochecitos de bebé y niños de todas las edades. Los laicos jóvenes habían llegado los días anteriores y pasaron la noche en vela en el Cerro. Cuando no cubrían sus turnos de adoración nocturna ante el Santísimo, charlaban con sus amigos llegados de toda España. La mayoría pertenecían a movimientos ligados a la espiritualidad del Corazón de Jesús, como Schola Cordis Iesu y Jóvenes por el Reino de Cristo. Abundaban monjas jóvenes de colegios relacionados con esta devoción, acompañadas a menudo de tropeles de chicas sonrientes. «Me ha gustado que haya tantos jóvenes y en un ambiente de oración real, respetuoso», nos comenta Arantza Díez, rodeada de niños muy tranquilos. Ella y su marido, inglés, tienen diez hijos a los que educan en casa, firmes defensores del home schooling. Su hija mayor es carmelita, de Santa Maravillas. De un autobús de Sevilla bajaban madres jóvenes con escapularios del Inmaculado Corazón de María. Se veían numerosas banderas españolas con el Sagrado Corazón. Había algunos neocatecumenales de parroquias de Madrid y alrededores, pero más bien pocos. Unos cuantos asistentes se habían vestido de misa de domingo. Otros, en cambio, de peregrinos veraniegos, es decir, pantalones cortos, gorra y mochilas católicas, de los encuentros papales en Cuatro Vientos o Valencia. La megafonía era muy buena y todo el mundo lo comentaba. «Ya era hora de que la Iglesia invirtiese en buenos equipos de sonido», dice José, un joven padre de familia que acompaña como técnico en sus conciertos a Don José, el famoso cura roquero de Toledo. Con él estaba un grupo de padres madrileños con niños pequeños. Hablaban de la manifestación en defensa de la vida convocada para octubre. No piensan perdérsela.En la homilía, Rouco Varela hizo un análisis de las circunstancias que se vivían en Europa en 1919, cuando España se consagró al Sagrado Corazón para «superar los egoísmos y los odios encendidos» tras la Primera Guerra Mundial y una época «orgullosa de su modernidad», que tenía al «super-hombre» como ideal y se había olvidado de Dios.Hoy, 90 años después, el cardenal recalcó la necesidad que tiene España de los bienes de la solidaridad, de la justicia y de la paz y, de hecho, el «terrible atentado de ETA de anteayer, lo pone dramáticamente de manifiesto», afirmó. Rouco explicó que estos bienes, «que aseguran la dignidad de la persona», no pueden ser conseguidos abandonando la fe «porque tenemos la certeza de que el camino de la descristianización no conduce a la verdadera felicidad para el hombre». Por ello, «renovamos hoy aquella solemnísima consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús que hicieran nuestros antepasados», proclamó.A la celebración acudieron numerosos políticos llegados de toda España como Jorge Fernández Díaz, vicepresidente del Congreso de los Diputados, José Ignacio Palacios, presidente del PP de Navarra, Jordi Cornet, secretario general del PP de Cataluña, unos 20 diputados como Arturo García, portavoz adjunto del Grupo Popular, María Jesús Bonilla, Trinidad Arsenio, Juan Antonio Gómez, José Madero, Blanca Fernández, Lourdes Méndez, María Salom, Gonzalo Robles, Ángel Pintado, Eugenio Nasarre, José Aspiroz, José Ignacio Echaniz, Vicente Martínez-Pujalte, Enriqueta Seller, Antonio Gutiérrez Molina e incluso el alcalde socialista de Getafe, Pedro Castro.