Alimentación

Las incoherencias de los mensajes nutricionales

Destacados expertos advierten de que airear bondades de los alimentos no siempre demostrables está provocando confusión entre los consumidores y trastornos alimentarios como la anorexia

Las incoherencias de los mensajes nutricionales
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¿Qué comer? Es una pregunta que hoy en día nos hacemos constantemente por el hecho de estar rodeados de alimentos muy apetecibles, baratos y fáciles de obtener. Sin embargo, tanta variedad también nos lleva a la incertidumbre de si serán buenos o malos, si nos ayudarán a cuidar la salud o, por el contrario, nos harán enfermar. Nunca antes habíamos tenido tanta información y, al mismo tiempo, tanta confusión. Alimentarse no es sólo una necesidad vital imprescindible, sino que forma para de un gran negocio, inunda los medios de comunicación y representa un reto para la salud pública, la industria alimentaria y el propio consumidor.«El alimento en sí mismo ha dejado de ser un elemento natural para convertirse en algo muy sofisticado que puede utilizarse de muchas maneras. Incluso, se están utilizando casi como fármacos, sobre todo los funcionales, por lo que no estaría de más que se demostraran todas las propiedades curativas que se le atribuyen», explica la doctora Susana Monereo, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de Getafe en Madrid, durante la jornada «De la obesidad a la anorexia: controversias en la alimentación actual», organizada por la Fundación Ciencias de la Salud, el Instituto Tomás Pascual y la Residencia de Estudiantes. El aceite de oliva, el pescado y el vino son algunos alimentos cuyas virtudes se han divulgado de forma espectacular en los últimos tiempos. «La constante modificación del mensaje nutricional a lo largo de los años ha generados, en muchas ocasiones, confusión en el consumidor», asegura Gregorio Varela, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad CEU San Pablo y presidente de la Fundación Española de la Nutrición. Por ejemplo, continúa el experto, «la dieta mediterránea ha pasado de ser una gran desconocida a convertirse en una panacea, a pesar de que son escasos los estudios que demuestran la evidencia científica de sus potenciales efectos beneficiosos». Restricción calóricaLa actitud frente a la comida es el caballo de batalla de cualquier trastorno alimenticio. Por ello, la doctora Clotilde Vázquez, jefe de la Sección de Nutrición Clínica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, subraya que «la sociedad actual afecta especialmente a las mujeres y, como consecuencia de ello, una exagerada restricción calórica predispone al organismo para un posterior efecto rebote, con lo que se suele ganar más peso del que se perdió y mayor cantidad de grasa. El equilibrio, según Vázquez, reside «en la normalización de la imagen como algo muy diverso, no sujeto a cánones externos y en el saneamiento de la relación con la comida». En cuanto a la fiabilidad de la información y a la comunicación sobre alimentación, el director general del Foro Interalimentario, José Ignacio Arranz, incide en que «la comunicación genérica formativa y no comercial no sólo debe ser realizada por las administraciones y el mundo académico, sino que también han de implicarse los agentes económicos de la cadena alimentaria. Por último, y basándose en el aspecto ético de la dietética, el profesor Diego García, catedrático de Historia de la Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud, afirma que «cuando la oferta de productos es tan elevada, es necesario fomentar la información verídica y la responsabilidad a la hora de escoger. Sólo personalidades maduras conseguirán tomar decisiones correctas ante el abanico de posibilidades».