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«Mi generación no sabe en qué creer»

«Mi generación no sabe en qué creer»
«Mi generación no sabe en qué creer»larazon

«Me llamo Manuela Vellés y vengo de una familia donde hay escritores, pintores, escultores... y ahora, conmigo, también hay una actriz».-¿Qué se siente al estar nominada al Premio L'Oréal al rostro revelación del próximo Festival de Cine de San Sebastián?-Conocía ya ese galardón, porque el año pasado estuve en el festival, y que me hayan nominado junto a Miriam Giovanelli, Blanca Suárez y Mario Casas me hace sentir eso: ¡que yo también lo valgo!-¿Es acaso esa ilusión lo que hace moverse a los de su generación?-En parte, sí, pero también creo que somos muy despreocupados en el día a día, aunque conscientes de lo incierto de nuestro futuro. Estamos bastante preparados, hablamos idiomas, somos viajeros, tenemos estudios... Pero la actualidad nos provoca incertidumbre. -¿Y la política?-Claro. Si hay algo que realmente caracteriza a mi generación es la falta de confianza en los políticos. Queremos mejorar el mundo, pero de ninguna manera creemos que ellos sean el medio para lograrlo. Todo ha cambiado mucho.-¿Por ejemplo?-Antes se llamaba analfabetos a quienes no sabían leer y ahora lo es el que no maneja un ordenador o navega por internet. Tenemos un exceso de información y por eso no sabemos en qué creer. Este es el motivo de que vayamos a nuestro aire, y lo mejor es que, aunque a veces se nos olvide, somos una generación a la que han dejado cumplir todos sus sueños.-¿Cuál era el suyo?-De pequeña quería ser cantante. Me asomaba al balcón de mi casa y me imaginaba en un escenario cantando a todo volumen. Interpretaba todas las canciones de la Iglesia y tocaba la guitarra con una amiga. ¡Nos creíamos Ella baila sola! Lo pasábamos pipa saltando de estrella en estrella.-También se apuntó a un grupo de teatro.-Fue en el colegio y vino mi familia a verme. En ese momento, mi cabeza hizo «click» y sentí que había encontrado mi lugar. Así que, nada más aprobar la Selectividad, me apunté a una escuela y empecé a hacer castings.-Y Julio Medem la encontró.-No me lo podía creer. La vida me brindaba una oportunidad y, aunque soy muy tímida, no podía dejar pasar el tren.-¿Supuso un antes y un después?-Totalmente. Un proceso comenzó dentro de mí. A raíz de «Caótica Ana» me sentía más segura, dejé un poco de lado las zozobras. Fue mi pistoletazo de salida.-Luego vino «Camino».-Una película difícil. He vivido la religión católica desde pequeña y, al leer el guión, supe que iba a experimentar un rodaje repleto de emociones y vivencias profundas. -No son papeles fáciles...-Están muy alejados de lo que soy yo, pero por eso mismo me interesan. Desconecto enseguida de los personajes, así que no me quedo hecha polvo. Simplemente, me muevo bien por el mundo de las emociones, no me cuesta interpretarlas. Es como si viviera más allá de mí... descubriéndome en cada papel.

¿Qué quieres ser de mayor?Cuando sea mayor, Manuela (Madrid, 1987) dice enseguida que desea «seguir leyendo guiones y actuando». Se imagina como una anciana feliz en una casa con piscina, cerca de su familia, enamorada y, sobre todo, rodeada de nietos.