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Crítica de cine

Una verdad incómoda

Una verdad incómoda
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Director: Kevin MacDonald. Intérpretes: Russell Crowe, Ben Affleck, Rachel McAdams, Helen Mirren, Robin Wright Penn. EE UU, 09. Duración: 1 18 minutos. «Thriller». El manual de estilo del buen liberal americano sostiene que siempre habrá un hombre honesto que ponga orden en la corrupta red de los sistemas de poder. Es lo que hacía el abogado Michael Clayton en la película que llevaba su nombre y es lo que hace Cal McAffrey (Russell Crowe) en esta jibarización de una exitosa miniserie producida por la BBC. Quizá sea Tony Gilroy, guionista de ambas, el culpable de esta conexión, que a la vez nos lleva a los «thriller» de los setenta que escuchaban atentamente a los disidentes del sistema para sacar a la luz más de una verdad incómoda. Era otra época para la profesión periodística: Woodward y Bernstein habían destapado el Watergate en el «Washington Post» y los periodistas de investigación se habían convertido en héroes intrépidos, en buscadores de tesoros informativos que merecieran ser impresos. «La sombra del poder» acomete con dignidad la anticuada empresa de reivindicar el periodismo como servicio público en un momento en que su práctica ha sido devaluada por la arborescente opinión internauta y por la proliferación de profesionales de pacotilla, verduleras a sueldo o polémicos sin fundamento. La cinta denuncia la existencia de megacorporaciones dedicadas a la seguridad privada que revientan las arcas públicas enviando mercenarios a las guerras que EE UU se ha empecinado en mantener. Kevin MacDonald, oscarizado documentalista a quién no le son ajenos los tejemanejes de la política, ha dirigido esta película con eficacia artesanal, ofreciendo un producto de entretenimiento con conciencia ideológica que sólo tiene tres agujeros negros: la desafortunada interpretación de Ben Affleck, la indefinición del personaje de Robin Wright Penn y la duración, excesiva para lo que quiere contar.