Israel

Netanyahu revalida su liderazgo tras arrasar en las primarias del Likud

El primer ministro israelí repetirá candidato del partido conservador en las elecciones del 2 de marzo tras imponerse con el 71,5% de los votos a su rival, Guideon Saar

Como apuntaban todos los pronósticos, Benjamin Netanyahu venció con holgura a su rival Gideon Saar en las primarias del Likud. Al cierre de esta edición, se publicaron las primeras encuestas tras el cierre de urnas, que apuntaban un 71,52% favorable al premier israelí.

En unas elecciones internas en las que por primera vez en más de una década el primer ministro en funciones se enfrentaba a un rival de cierto peso, ambos candidatos lucharon a primera hora de la mañana contra un enemigo común: una intensa tormenta de lluvia y viento que ponía al país de vuelta y media, y que amenazaba dejar un porcentaje incluso más bajo que las últimas celebradas en febrero, en que apenas un 35% de los militantes votaron para revalidar al “Rey Bibi”. Finalmente, un 49% de los 116.000 inscritos acudieron a alguno de los 100 centros de votación distribuidos por todo Israel.

Desde la campaña del primer ministro alertaron que un porcentaje bajo podría jugarle en contra: “los militantes no están saliendo a votar debido al mal tiempo y porque dan por hecho que Bibi saldrá vencedor”. Netanyahu dijo en un mensaje a la militancia tras votar en su residencia que “he trabajado por vuestro beneficio y el de nuestra amada nación. Ahora os pido vuestro apoyo. No permitáis que la izquierda y los medios decidan por vosotros”.

Tras depositar su papeleta en Tel Aviv, el contrincante Sa’ar afirmó a la prensa que “juntos podemos lograr que este cambio ocurra, y embarcarnos en un nuevo camino que nos permita formar un gobierno fuerte y estable y que una a la nación”.

En un puesto de votación en Holón, a las afueras de Tel Aviv, el veterano Bruker Baruj era el único de los presentes a primera hora que mostraba eslóganes pro-Sa’ar. Un reportero de Ynet.com le preguntó: “¿no tienes miedo?”, ante los constantes reproches de “traidores” que recibían quienes se decantaban por el candidato opositor. “No temo. Temo solo a Dios. No estoy solo, tengo muchos amigos que también le votan, y todo irá bien”. Gideon Sa’ar, que abandonó las filas del partido en 2014 ante el creciente recelo del líder, fue el primer alto cargo en la formación en criticar abiertamente a Netanyahu, y su principal baza en las primarias ha sido insistir en el doble fracaso de su adversario al intentar formar coalición de gobierno.

Junto a Baruj, Miki Gabbai confirmaba que “por supuesto voto al Rey. Le debemos todo lo que ocurre en este país: en lo nacional, lo social, y en la seguridad”. Preguntado por las tres inculpaciones formales por fraude, soborno y abuso de confianza que llevaran a Netanyahu al banquillo de los acusados en los próximos meses, y que deja en el aire sus opciones de poder formar coalición en caso de ganar las terceras elecciones del próximo marzo, Gabbai aclaró que “por ahora no nos importa, hasta que no sea culpado definitivamente. Lo vemos como alguien que dio mucho por el pueblo, y que todavía tiene mucho por hacer”.

A pesar de la previsible victoria, Netanyahu recorrió incansablemente las delegaciones locales del partido para recabar apoyos, y desde la campaña de Sa’ar se le acusó de haber eliminado de los registros a cientos de simpatizantes favorables al contendiente opositor. Decenas de militantes también protestaron porque se cambió sin aviso sus puntos de votación, y el Likud reconoció “algunos errores técnicos”.

El analista político de Haaretz, Chemi Salev, recordó en su columna que “Netanyahu ha liderado el partido 14 años consecutivos, y 20 en total. Muchos jóvenes likudniks no conocen su partido bajo otro liderazgo. Y para muchos la jugada de Sa’ar supone una usurpación. Históricamente, los líderes marchan por su propia voluntad, como Menachem Begin o Yitzhak Samir, o por incapacitación, como Ariel Sharon. Solo después los sucesores apostaban por el primer puesto”. Para los acérrimos seguidores del “Rey Bibi”, no apoyarle ante el periplo judicial que afrontará equivale a “abandonar a un soldado herido en el campo de batalla”.

Salev apuntó otra evidencia: “a pesar que Netanyahu y el bloque de derecha mantenga su fuerza en las elecciones, sus opciones de gobernar son ínfimas. El escollo sigue siendo el mismo: Azul y Blanco no aceptará unirse a un ejecutivo con un imputado por corrupción, y menos aún garantizarle la inmunidad parlamentaria”.