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Donald Trump

Trump presentará este martes su “Plan del siglo” para Israel

“Contraprograma” las polémicas en torno al “impeachment” con encuentros con el “premier” israelí, Benjamin Netanyahu, y el líder opositor, Benny Gantz

Trump greets Netanyahu to the White House
Donald Trump recibió ayer en la Casa Blanca al primer ministro israelí en funciones, Benjamin NetanyahuContactoContacto

El presidente de EE UU, Donald Trump, recibió ayer en Washington al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y al líder de la oposición, el teniente general Benny Gantz, líder del Partido Azul y Blanco, que había aceptado la invitación después de no pocas dudas. A fin de cuentas Israel está a menos de un mes de unas elecciones cruciales. El temor de Gantz es que la maniobra de Washington sea percibida más como una maniobra publicitaria en beneficio de Trump y de Netanyahu, en la que él fuera orillado. Finalmente viajó y los prolegómenos quedaron ligeramente opacados ante la tormenta política del día, relativa al «impeachment» y la posibilidad de que nada menos que John Bolton acabe en el banquillo de los testigos.

Sea como sea la política internacional, y la situación de Oriente Medio, siempre es parte decisiva del menú político en Washington, y la fecha elegida no podría tener una mayor carga simbólica. De hecho el encuentro tuvo lugar nada menos que en el Día del Holocausto, cuando el mundo celebra el aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau por el ejército Rojo. Exultante,

Trump explicó a los periodistas convocados a la Casa Blanca que el martes, a las doce del mediodía, comparecerán para explicar al mundo su ambicioso plan de paz para Israel y Palestina. Tuvo cuidado, eso sí, en explicar que más que un plan cerrado se trataría de un boceto, tremendamente ambicioso, que deberá ser discutido y acordado por las dos partes: «Así que mañana a las 12 en punto, anunciaremos un plan. Y es un plan muy grande, será una sugerencia entre Israel y los palestinos, es lo más cercano que ha llegado y veremos qué sucede». Hasta donde ha trascendido el plan ha sido discutido por los negociadores de Estados Unidos e Israel desde hace tres años, coincidiendo con la llegada de Trump al poder.

El pasado verano, el hombre designado por Trump para avanzar en el acuerdo, su yerno, el multimillonario Jared Kushner, se reunió con diversos dirigentes árabes para tratar el proyecto y recabar apoyos. El problema es que parece dejar fuera de escena a unos palestinos a los que nadie habría preguntado. Como explicó Trump, «tenemos el apoyo del primer ministro, tenemos el apoyo de las otras partes, y creemos que finalmente tendremos el apoyo de los palestinos, pero vamos a ver».

El problema es que los ánimos están peor que enconados después de que EE UU moviera su embajada de Tel Aviv a Jerusalén. Entre lo que ha trascendido figura la promesa de que los palestinos conservarían los territorios zonas que ya controlan, que sería definidas como un «Estado desmilitarizado». Pero también que si dicen no los territorios podrían ser anexionados por Israel de forma unilateral. Se habla que este “sí” palestino sería “correspondido” por la comunidad internacional con hasta 50.000 millones de dólares en diez años.

Así las cosas, el portavoz de la Autoridad Palestina, Nabil Abu Rudaineh, advirtió ya este pasado sábado de que «no crucen las líneas rojas», dijo, para a continuación pedir el fin de la «ocupación israelí de la tierra del Estado de Palestina en las fronteras de 1967, incluida su capital, Jerusalén Este». Preguntado por el periódico estadounidense “The Hill”, le negociador jefe palestino, Saeb Erekat, negó cualquier contacto. Comentó que «no hablaron con ninguno de nosotros. No hemos hablamos». Cierto que Trump admitió que sin los palestinos será difícil que hay acuerdo, y que Netanyahu, a su lado, comentó que se trata de la «oportunidad del siglo y no la vamos a dejar pasar». Pero está por ver cómo podría concretarse si una de las dos partes, por débil que sea su posición, se niega a sentarse.